jueves, 1 de diciembre de 2016

Reportaje fotográfico: Mecynorrhina torquata ugandensis, nuevos adultos.

Vengo de nuevo con este precioso cetónido, sinceramente me resulta uno de los escarabajos más gratificantes de criar dado su variado y espectacular colorido, su tamaño más que aceptable (55- 80mm) y un ciclo larvario con una duración moderada que disfrutaremos al contemplar y realizar el seguimiento del rápido crecimiento de sus larvas. Creo que mi gusto no es una excepción, pues es una especie con gran cantidad de amantes y seguidores en Europa, vamos, se la rifan.

Machos de Mecynorrhina torquata ugandensis, diferentes patrones de color.


Mecynorrhina es uno de los géneros dónde encontramos a muchas de las especies de mayor talla de esta familia, obviando por supuesto a los enormes Goliathus.
Mecynorrhina torquata se compone de tres subespecies: M. torquata immaculicollis, M. torquata poggei y M. torquata ugandensis, esta última es la que vamos a tratar y en muchos foros europeos su nombre es simplificado con las siglas "MTU". 
Para mí, de las tres ssp. mencionadas es la de mayor belleza dada su variedad de fenotipos cromáticos (variedades de color). Desconozco si existe una variedad nominal, pero a juzgar por los ejemplares capturados en el medio natural y disecados en colecciones, se siguen observando gran cantidad de mutaciones en el color, siendo casi imposible de definir el color "salvaje".
Bien es cierto que el color azul parece ser menos común en la naturaleza, pero en cautividad mediante cruces selectivos, encontramos absolutamente todos los colores posibles incluyendo ejemplares totalmente azules o negros, exceptuando los ejemplares completamente blancos. Sin embargo, en algunas conversaciones con un colega alemán dedicado exclusivamente a la cría de "MTU", comentó que estaba logrando con estos cruces seleccionados ejemplares cada vez más blancos.
Este tipo de cruces tienen sus pros y contras, personalmente pienso que con cierta moderación es un tema muy interesante, de hecho es uno de los grandes atractivos de esta especie además de los mencionados anteriormente, pero llevar al extremo este "inbreeding" resulta antinatural, además de debilitar la cepa a consecuencia de la alta consanguinidad que se produce al realizar esta actividad. Para mí la riqueza de este hobby está en el intercambio continuo de ejemplares entre los aficionados, enriqueciendo a su vez la genética de nuestros animales, es decir, el cambio no debería ceñirse a una especie por otra diferente, si no entre la misma especie de forma periódica.
Por último quiero dejar claro que el taxón Mecynorrhina ugandensis es un sinónimo obsoleto de Mecynorrhina torquata ugandensis Moser, 1907.

Bueno, pues hace algo menos de un año, adquirí dos nuevas cepas de este cetónido, ninguno de los ejemplares salió con un tamaño excepcional, todos rondan los 60mm, un tamaño medio y completamente normal para un ciclo larvario de 8-12 meses y un peso máximo de entre 35-40g, es un tema que afinaré para la siguiente generación.
Hay dos claves fundamentales para la obtención de grandes adultos en esta especie: la alimentación con proteínas como aditivo y la temperatura; por ahora dejaré en el aire este tipo de cuestiones, no daré detalles hasta un próximo reportaje de cría de este escarabajo. Sí diré que estas cepas fueron criadas únicamente con "flake soil" de roble como sustrato y a una temperatura media de 24ºC, aunque algunos criadores afirman criarla únicamente a base de humus de hoja de roble o haya, o la mezcla de este humus con madera podrida de estos mismos árboles recogida del bosque. Cualquier otro tipo de madera y hojas no sería recomendable para criar esta especie algo más exigente que la mayoría de cetónidos, aunque seguramente no imposible.
También quiero aclarar un gran mito sobre la M. torquata ungadensis, pues siempre se ha leído que sus larvas presentan un fuerte componente caníbal. Como siempre ocurre, alguien lo escribe y este error pasa de boca a boca sin volverlo a poner a prueba. Es posible que el autor del error simplemente tuvo la mala experiencia de que sus larvas se fueron muriendo al tenerlas juntas, pero realmente murieron por otros factores y tendió a relacionarlo con lo que le pareció más razonable, en este caso el canibalismo. Gran error muy común, pues la mayoría de las veces lo que nos parece razonable no se ajusta a la realidad.
Con esto espero que el canibalismo en Mecynorrhina torquata ugandensis quede totalmente desmitificado, las larvas pueden mantenerse en grandes grupos, como siempre respetando el espacio para que estén a gusto y tengan suficiente alimento, unos 2 litros por larva.
Sin embargo esto no es aplicable a su pariente cercano Mecynorrhina polyphemus confluens, que sí es caníbal (acentuado en L3) o como poco luchará por el espacio con sus congéneres hasta la muerte en muchos casos.
Por último, aunque esto no sea un reportaje de cría, hablaré del punto más crítico durante el ciclo biológico de la Mecynorrhina, quizás pueda ayudar a alguien que se haya iniciado con esta especie y evitar el fracaso.
Se trata de la etapa de pupación después de la construcción del cocoon, la humedad debe bajarse drásticamente, esto requiere un secado progresivo del sustrato y en el caso de no conseguirlo, cogeremos directamente los cocoons (en esta especie los hacen sueltos en el interior del sustrato y no pegados a la pared del recipiente) y a continuación los depositaremos directamente sobre la superficie del sustrato que estará menos húmedo que el interior del mismo y además estarán más ventilados cerca de la tapadera.
En el caso contrario, si la humedad fuese alta habrá una probabilidad muy elevada de que la pupa se pudra en su cámara pupal. Es por ello que la Mecynorrhina torquata ugandensis es considerada una especie de dificulta media/alta, por lo que este paso hay que tenerlo claro.
Si nos vamos al otro extremo, donde el ambiente tuviese un porcentaje de humedad extremadamente pobre o nulo, cuando el adulto emerja y se intente liberar de la exuvia pupal puede quedar atrapado o pegado a ella produciendo graves malformaciones que lo llevarán a la muerte, por eso, llevar esta práctica al límite también es peligroso. Aun así insisto que el secado debe estar bien presente, dejando incluso la tapadera del recipiente entre abierta si es necesario más evaporación evitando la condensación del agua.

A continuación os dejo las fotografías de los individuos de ambas cepas. Modestia aparte, son todas preciosas.












































































¿Cúal es vuestra favorita?. Saludos!

Cómo criar cetónidos: Eudicella aethiopica vs Cyprolais hornimani.

Buenas!, os traigo un reportaje de cría mixto, lo podréis poner en práctica con muchas de las especies de Eudicella y Cyprolais y otros muchos cetónidos africanos de dificultad fácil que habitualmente son muy comunes en el hobby.
Me he dado cuenta a lo largo del tiempo, que uno de los factores más importantes para la cría exitosa de estas especies es la temperatura, entre 22-25 grados será óptima. Obviamente también podemos conseguir que se reproduzcan en un rango más amplio, aunque quizás obteniendo menos descendencia y peores resultados.

Eudicella aethiopica macho (izquierda) frente a Cyprolais hornimani macho (derecha)
Si lo que deseamos es mantener a los adultos simplemente, este factor y sobretodo el sustrato pasarán a ser secundarios, aunque como siempre digo, no olvidemos que son animales tropicales y la humedad y temperatura deben estar mínimamente controladas aunque nuestra finalidad no sea la cría en cautividad.

A pesar de que se tratan de especies muy similares, hasta tal punto que Cyprolais era considerado una Eudicella y posteriormente se trató como un súbgenero de la misma: Eudicella (Cyprolais) hornimani; voy a intentar describir rápidamente las diferencias más apreciables de comportamiento y de ciclo biológico.
La Eudicella aethiopica es un cetónido más robusto y vigoroso que Cyprolais, con unas patas más fuertes, en general más enérgico y activo durante el día con un comportamiento algo más temperamental. Creo esta actividad acelerada produce mayor desgaste y por tanto hace a la E. aethiopica menos longeva en su etapa adulta que su compañero.
C. hornimani además de tener una mayor esperanza de vida, tiene un ciclo larvario más corto. En mi caso lo he llegado a cerrar desde huevo a adulto en apenas 6 meses, cuando normalmente el tiempo estipulado es de 8-10 meses. Para la E. aethiopica de 8 a 10 meses sería una duración completamente normal.
Últimamente estoy consiguiendo cerrar los ciclos biológicos bastante rápido y creo que se debe a una temperatura estable sin bajadas ni subidas durante todo el año, es un ejemplo más de lo que comentaba al principio sobre la importancia de la temperatura.

También quiero hablar sobre el grado de canibalismo de ambas especies, en este tema quiero hacer un inciso antes de concretar, pues generalmente hay mucha confusión. Si tomamos por canibalismo el acto de un individuo al alimentarse de otro de su misma especie, entonces todas las especies de escarabajos que mantenemos en cautividad son caníbales. Normalmente cualquier resto orgánico procedente de otro individuo es aprovechado por nuestros escarabajos debido a su alto contenido proteico, ya que de otra manera no pueden obtener esta valiosa molécula (a no ser que usemos proteínas como aditivos).
He visto adultos alimentándose de otros adultos que han muerto de manera natural o tras una agresión; adultos alimentándose de sus larvas; larvas que después un enfrentamiento han salido gravemente heridas y tras su muerte han sido devoradas por sus congéneres, incluso larvas de Pachnoda que al no tener alimento se han introducido en el cocoon de una hermana para comérsela.
Si observáis estos comportamientos que he citado, ninguno de ellos es de depredación estrictamente, todos son de algún modo de supervivencia.
Quizás puedo citar algunos casos de verdadera depredación, como es el de las larvas de Goliathus, las cuales necesitan tal cantidad de proteínas en su dieta que se han convertido en verdaderas cazadoras mostrando modificaciones evolutivas en sus patas que le ayudan en esta tarea según algunos autores.
O el de muchas hembras adultas de lucánidos, que en algunos casos, cuando encuentran a una de sus larvas, las matan con sus mandíbulas para comérselas y compensar el déficit de nutrientes que conlleva la ardua tarea de oviposición.
En general creo que se confunde el término canibalismo con depredación caníbal salvo en estos acontecimientos y otros pocos más. Sin embargo, sí podemos hablar claramente de especies cuyas larvas son sensibles al estrés producido por la falta de espacio o alimento, que acaban muriendo por enfermedades producidas por la continua tensión a la que están sometidas al no estar en un entorno adecuado, o por alguna herida producida por la mordida de otra larva que se encuentra en la misma situación de estrés. Tras la muerte del individuo, (por estos motivos ajenos a un comportamiento predatorio), el resto de congéneres aprovechan su cuerpo o simplemente acaba desapareciendo al descomponerse por otros organismos.
Después de este tipo de sucesos, tras observar que faltan larvas en el recipiente donde las mantenemos, resumimos estas cuestiones diciendo que presentan un grado de canibalismo u otro.

Expuesto esto, es sabido que el género Eudicella presenta un gran componente caníbal en los inicios de la larva (L1-L2), que llegadas a L3 prácticamente desaparece. Llegaría a decir incluso, que durante su etapa más tempranas presenta un comportamiento depredador hacía sus congéneres, por lo que debemos ser mucho más precavidos proporcionándoles una buena cantidad de sustrato para evitar excesivos encuentros en este momento delicado si no queremos ir teniendo "desapariciones".
La ventaja de la C. hornimanni es el poco o nulo canibalismo que presentan, al menos 7 larvas por cada 2 litros estarán completamente a gusto, siempre y cuando cambiemos el sustrato tras unos pocos meses cuando veamos un exceso de excrementos, pues al igual que casi todos los cetónidos presentan un metabolismo tremendamente acelerado.

Grupo de cría de Cyprolais hornimani alimentándose
de un plátano maduro.
Poco más puedo añadir en cuanto a diferencias, salvo que el Cyprolais hornimani resulta una especie más prolífica/ fácil y en consecuencia algo menos valorada en el mercado.

Realmente ambas especies son aptas para principiantes, de hecho recuerdo con cariño a la Eudicella aethiopica, fué el primer escarabajo que tuve hace años cuando empecé a adentrarme en el hobby. A pesar de ello, no resultaba para nada complicado, incluso bajo el desconocimiento, la cepa que mantuve resistía duramente ante condiciones que actualmente pondría en entredicho.
Grupo de cría de Eudicella aethiopica alimentándose
de un plátano maduro.

Yo creo que a la hora de decantarse por una especie u otra es una cuestión claramente de gustos. Al igual que al elegir otras especies dentro de ambos géneros, pues cada una presenta una coloración distinta, a cada cual más atractiva.

Recalcar también la importancia de criar cada especie en terrarios por separado, pues muchas especies de Eudicella pueden hibridar fácilmente y la belleza de esta afición es mantener "pura" la genética de nuestros animales.
Grupo de cría de Eudicella aethiopica.
Cualquier fotografía que se encuentre en el blog en la que aparezcan dos especies juntas (como la del inicio de este post) sólo fueron reunidas momentáneamente para realizar el montaje fotográfico. No recomiendo unir distintas especies bajo ningún concepto, incluso aunque presenten poco parentesco y no puedan hibridar, puesto que probablemente una especie acabará desplazando a la otra y además es extremadamente fácil confundir las larvas una vez mezcladas en el sustrato.




En cuanto al terrario o cajón de cría de los adultos un volumen de 30 litros (30x30x30cm aproximadamente) puede ser suficiente para un grupo de cría de 3 a 6 individuos.
El sustrato se debe tener una altura de unos 15-20cm, se debe componer de humus de hoja caduca fundamentalmente y si queremos enriquecerlo con más materia vegetal como flake soil o madera en descomposición podemos hacerlo hasta el 50% del volumen según mi experiencia. Realmente esto no será necesario, pues un humus de hoja caduca tendrá un aporte nutritivo más que suficiente para estos cetónidos de talla pequeña/mediana. No obstante un sustrato muy nutritivo siempre es de agradecer y nuestros escarabajos saldrán con buen tamaño y cornamenta.
Aquí vienen algunos trucos del post: Si no disponemos de mucha cantidad de humus o nos resulta complicado conseguirlo, podemos hacer una mezcla con una buena proporción de mantillo negro para plantas que podemos encontrar en las tiendas de jardinería. Nos aseguraremos que este libre de abonos, químicos y pesticidas. El mantillo contiene menos materia vegetal, pero con una pequeña mezcla de humus o madera podrida caduca llegaremos a unos buenos niveles de nutrientes para este tipo de escarabajos.
Además conseguiremos de esta manera que la mezcla sea aún más fina y suave por lo que será muy atractiva para las puestas.
Aclaro que esta composición de sustrato sólo es aplicable para este tipo de especies, pues me preguntan a menudo si se puede usar mantillo para criar dynástidos (especies tan exigentes como los Dynastes etc) o lúcanidos. Claramente no se puede ni se debe intentar.
También preguntan por otros materiales como la turba rubia (Sphagnun seco), fibra de coco, madera de pino, serrín para mascotas... a cada cosa más rara. No utilicéis nada de esto como sustrato bajo ningún concepto, nuestras larvas no pueden sacar ningún nutriente de estos elementos, sería como echarlas en arena de playa.
También me gustaría recordar como premisa fundamental que la materia vegetal que utilizamos como sustrato debe estar estrictamente podrida, en el caso contrario no podrá ser digerida por las larvas. Cuando menciono humus de hoja, la palabra "humus" implica que la materia orgánica esta en proceso de descomposición. Por ello cuando menciono "madera" la acompaño siempre de la palabra "podrida", es decir, esta se debe poder deshacer fácilmente con las manos sin necesidad de usar cualquier tipo de herramienta.
Tampoco es lo mismo hojas podridas que hojas secas (las cuales están muertas y deshidratas simplemente pero no en descomposición).
Después de este inciso sigo con otro gran truco para conseguir un sustrato ideal para puestas. Agregaremos a nuestra mezcla una pequeña porción de sustrato que hayan utilizado anteriormente las larvas de estas especies y que contenga gran cantidad de excrementos. Este normalmente tiene un fuerte olor a amoniaco e indica a las hembras con su textura y olor que es un buen lugar para criar, pues son indicios de que muchas larvas se están criando correctamente ahí. Algunos autores afirman que lo que detecta la hembra es una hormona que producen las larvas y activa la oviposición (la puesta de huevos).

Larva L1 (izquierda) huevo (derecha) de Cyprolais hornimani.
A las pocas semanas de colocar nuestros adultos en el terrario de cría encontraremos los primeros huevos. Son especies que no les cuesta nada arrancar a reproducirse y si las condiciones y el sustrato son propicios encontraremos rápidamente las primeras larvas recién eclosionadas.
Recomendaría comenzar la búsqueda al mes y medio o dos meses, para dejar un margen de tiempo adecuado en el caso que queramos recoger y separar a nuestras larvas en otros recipientes.
Como siempre conseguiremos de esta manera evitar canibalismo o aplastamiento de las
diminutas larvas por los adultos al excavar.

Manchas de pilosidad anaranjada
 en Eudicella tetraspilota euthalia
(ejemplares de Israel Vázquez Durán)

En la imagen de la izquierda observamos unas larvas de Eudicella tetraspilota euthalia con unas manchas de pilosidad anaranjada situada en los últimos segmentos de la zona dorsal. Esta característica es típica del género Eudicella y con ella podremos diferenciarlas de otros géneros en el estado larvario avanzado de forma fiable.
Además en el caso de querer sexarlas, el "órgano de Harold" es claramente visible en los machos, los cuales poseen un punto negro bien marcado. (ver el sexado del escarabajo y la larva)



Larvas L3 de Cyprolais hornimani

Larvas L1 y huevo de Eudicella aethiopica
en la palma de la mano.








En la imagen superior apreciamos que las larvas de Cyprolais hornimani no poseen la marcada mancha de pilosidad anaranjada del género Eudicella. El "órgano de Harold" no es visible a simple vista, sólo bajo una lupa binocular podremos vislumbrarlo con un poco de dificultad.

Cocoons de Cyprolais hornimani
Las pupas de estas especies, al igual que las del resto de cetónidos, no deben ser extraídas de sus cocoons. Como he comentado en alguna ocasión las pupas de estos coleópteros se encuentran muy ajustadas dentro del capullo, esto les ayuda a deshacerse de la exuvia y estirar sus élitros y sus alas posteriores correctamente tras la metamorfosis.
Si estamos impacientes y queremos ver el interior del cocoon para asegurarnos que todo marcha bien, podemos practicar una pequeña "ventanita" en un polo de estos capullos ovalados. A continuación los colocaremos sobre la superficie del sustrato para que no les entre tierra. El ambiente debe tener algo de humedad y no resecarse. Como he comentado en algún post, el porcentaje de humedad debe ser algo más bajo durante la metamorfosis de los cetónidos africanos generalmente, por ello el hecho de colocarlos en la superficie controlando la humedad no les afectará.
                                                                           
Por último me gustaría tocar el asunto de las subespecies de Cyprolais hornimani. Siempre hablo de un correcto intercambio y pureza genética, pero con esta especie nos encontramos con un percance, puesto que habitualmente las variedades subespecíficas no estás concretadas por los criadores, quizás debido a una falta de literatura actual, clara y comprensible sobre este género. Es probable que muchas de las subespecies de C. hornimani estén ya hibridadas en cautividad y al ser una especie prolífica y común en el mercado no parece haber mucho interés por arreglar este asunto. Seguramente conforme la afición evolucione, los entusiastas de estos escarabajos serán más exigentes y los conocimientos sobre esta especie avanzarán en el hobby.
De todas maneras, dejo aquí el apunte de las subespecies existentes de Cyprolais hornimani, por cierto sinonimia del obsoleto Coelorrhina hornimani:

- Cyprolais hornimani collinsi Allard, 1982.
- Cyprolais hornimani elgonensis Allard, 1983.
- Cyprolais hornimani lerui Allard, 1993.
- Cyprolais hornimani nathaliae Allard, 1988.
- Cyprolais hornimani quadripunctata Allard, 1985.
- Cyprolais hornimani reducta Allard, 1991.
- Cyprolais hornimani rougeoti Allard, 1991.
- Cyprolais hornimani ruficeps Kolbe, 1884.









martes, 25 de octubre de 2016

El sexado del escarabajo y la larva. (Criar escarabajos).

Para este post decidí coger la réflex y el objetivo macro, ya que necesitaba fotografiar el detalle para que todo fuese comprensible. Además, ya había visto multitud de artículos acerca del sexado de escarabajos en páginas extranjeras, con lo que quería que este fuese lo más completo posible tanto en contenido como en imágenes con una calidad decente y lo más importante... por fin en español. Espero que lo disfrutéis. Tras esta breve introducción vamos a por el tema que nos concierne.

A veces, determinar el sexo de ejemplares adultos puede ser una obviedad incluso ante ojos inexpertos, pues la mayoría de las especies que criamos en cautividad presentan un fuerte dimorfismo sexual, es decir, los machos presentan una fisionomía externa muy diferente a las hembras sobre todo a nivel del pronoto (parte anterior superior del tórax) y la cabeza.
En la mayoría de los casos se trata de evoluciones adaptativas originadas por la competición de los machos en busca de la posesión de territorio o de las hembras asegurando su descendencia. Para ello han desarrollado "herramientas" para pelear como cornamentas y mandíbulas hiperdesarrolladas que no pasarán inadvertidas.
Sin embargo las hembras se han quedado con una fisionomía más modesta, con unas patas más cortas, fuertes y robustas, adaptadas para la vida subterránea, haciendo mas fácil la tarea de desplazarse y ovipositar bajo el sustrato.
Para los machos contrariamente, moverse bajo el sustrato con esas enormes protuberancias, les resulta una tarea prácticamente imposible, pudiendo incluso quedar atrapados en algunos casos pereciendo bajo el mismo.
Os pongo a continuación algunos ejemplos de este grupo de especies fáciles de sexar en su etapa adulta, que aunque resulta una evidencia, las fotografías merecen la pena por la belleza de estos insectos.

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Dicronorrhina derbyana layardi (Cetoniidae); Mecynorrhina polyphemus confluens (Cetoniidae); Megalorrhina harrisi peregrina (Cetoniidae); Eudicella preissi (Cetoniidae); Stephanorrhina princeps (Cetoniidae), Hegemus pluto (Cetoniidae).
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Neptunides polychrous (Cetoniidae); Megasoma actaeon (Dynastinae); Eupatorus gracilicornis (Dynastinae); Chalcosoma caucasus (Dynastinae); Prosopocoilus savagei (Lucanidae); Lamprima adolphinae (Lucanidae).

Los machos de los cetónidos suelen presentar alguna protuberancia o cuerno en la cabeza, raramente poseen algún cuerno torácico. Sus trifulcas se saldan a "cabezazos" y al no tener ninguna manera de apresar a su rival es prácticamente imposible que salgan dañados. Como ejemplo, en la imagen superior tenemos a la Megalorrhina harrisi peregrina, cuyos machos poseen un cuerno en "Y" excepcionalmente grande y desproporcionado; del griego 'Megalorrhina' significaría algo así como "nariz grande".

En los dynástidos, en muchos casos suelen estar dotados de uno o varios cuernos torácicos, estos son inmóviles, pues están fijados al pronoto, pero con ayuda del movimiento de la cabeza acompañado con el cuerno de la misma, apresan y presionan fuertemente a su rival. Un curioso ejemplo que se encuentra en la segunda imagen es el del Eupatorus gracilicornis, si no es el único, es de los pocos escarabajos con cuatro cuernos torácicos. Otra muestra de exuberancia evolutiva.

Por último los lucánidos, comúnmente llamados "ciervos voladores" ó "escarabajos ciervo" ("stag beetles"). Sus mandíbulas superdesarrolladas nos recuerdan a las dos astas ramificadas de los ciervos. Los machos de estos escarabajos usan sus grandes mandíbulas para apresar y lanzar por los aires a su adversario. Nunca debemos confundir mandíbulas con cuernos. Al igual que en los dynástidos, los machos en situaciones de estrés y lucha continuada pueden llegar a dañar a su oponente o incluso a las hembras. Un buen ejemplo de mándibulas de tamaño extremo son las del género Prosopocoilus, en la segunda imagen tenemos concretamente al Prosopocoilus savagei.

A todos estos escarabajos adultos mencionados en los que podemos determinar su sexo de forma evidente los vamos a llamar del "grupo 1".
Encontramos después un "grupo 2", que también presentan diferencias en su morfología externa, pero no tan evidentes como protuberancias, cuernos o mandíbulas desarrolladas, por tanto excluimos de este segundo grupo a los dynastidos y lucánidos, pues estas dos familias casi siempre cuentan con estas llamativas características.
En este caso tratamos con cetónidos de pequeña talla, que en posición dorsal son prácticamente indiferenciables.
Si los observamos en posición ventral (boca arriba), observaremos que a lo largo de sus esternitos abdominales (segmentos del abdomen), los machos presentan una hendidura o concavidad vertical que los recorre en su mitad transversalmente. Sin embargo las hembras tienen sus esternitos abdominales totalmente lisos, no veremos ningún tipo de hendidura.
Sexado de Pachnoda fissipunctum en posicion ventral (dos patrones de colores).

El género Pachnoda es diferenciable únicamente por esta característica.
Concretamente Pachnoda fissipunctum presenta esta endidura de manera muy sutil, pero con buen ojo podremos sexarlas.
En la imagen de la izquierda podemos ver dos parejas de esta Pachnoda mencionada, arriba con un patrón de color claro en posicion ventral y abajo con un patrón oscuro.
Machos a la izquierda y hembras a la derecha.




Arriba: Pachnoda marginata peregrina, macho y hembra
Abajo: Chlorocala africana oertzeni, macho y hembra.
Ambas especies en posición ventral para sexado.


   Arriba Pachnoda marginata peregrina en posición ventral. Podemos apreciar claramente la endidura muy marcada en su abdomen. Macho a la izquierda y hembra a la derecha.




Abajo Chlorocala africana oertzeni. Más que una endidura presenta una concavidad que recorre el abdomen de los machos. Macho a la izquierda y hembra a la derecha.









Arriba: Eudicella aethiopica. Abajo: Dicronorrhina derbyana conradsi.
Derecha: Cyprolais hornimanni.
Todas en posición ventral.
Finalmente tenemos una fotografía en la que todos las especies incluidas pertenecen al "grupo 1". Es decir, si poseen protuberancias y cornamentas, por lo que no sería necesario observarlos en posición ventral para averiguar su sexo. No obstante al pertenecer a la familia de los cetónidos no están exentos de esta característica abdominal en los ejemplares machos (ver fotografía).
Pero no debemos confundirnos, el resto de familias no poseen esta endidura.
Es más, dentro de los Cetoniidae encontramos multitud de especies de talla pequeña que tampoco la tienen y por ello es prácticamente imposible sexarlas cuando son adultas, como por ejemplo muchas de las pertenecientes al género Eupotosia y Protaetia.

Ahora vamos a por lo más "engorroso", el sexado de las larvas. Para nuestra sorpresa es posible y a pesar de ser un estado completamente inmaduro, ya existen indicios que nos van a decir de qué sexo se trata. Para esta tarea si hay que ser más observador, pero tras repetirla en varias ocasiones conseguiremos un sexado con éxito asegurado.
Dividiremos las tres familias principales (cetónidos, dynástidos y lucánidos) para saber en qué puntos nos debemos fijar:
  • Cetoniidae:
Observaremos el tercer segmento abdominal empezando a contar desde el ano. Siempre en posición ventral. Si se trata de un macho observaremos un minúsculo punto negro bien marcado llamado "órgano de Harold". Se desconoce si se trata de un vestigio de algún tipo de estructura, un verdadero misterio. Si en cambio es una hembra no habrá absolutamente nada.
La verdad, que en las larvas de cetónidos es dificil diferenciar los últimos segmentos. Por lo que es más sencillo buscar este punto negro a la altura del vértice inferior de lo que parece ser un triangulo invertido "dibujado" en el abdomen de la larva. Observemos detenidamente las fotografías.


Sexado de larva L3 de Pachnoda fissipunctum a través de lupa binocular.
Esta larva macho pertenece a una Pachnoda fissipunctum. El ejemplo no es el mejor a la hora de observar el minúsculo punto negro, pero quería demostrar que hasta la larva de una especie pequeña de cetónido puede ser sexada con esta característica.
Por supuesto, el simple aumento de una fotografía no sería suficiente para observar el "órgano de Harold" en una especie tan pequeña. La imagen esta captada a través de una lupa binocular (x20 aumentos).
Sin embargo, intenté realizar el experimento con otros cetónidos de talla media y me encontré que el género Dicronorrhina curiosamente no mostraba este carácter (está por corroborar). Lógicamente, ningún criador va a perder el tiempo sexando este tipo de especies pequeñas/medianas y proliferas.

Sexado de larva L3 de Mecynorrhina torquata ugandensis.
En esta otra imagen vemos una de las especies usualmente sexadas en la afición. Una hembra de Mecynorrhina torquata ugandensis. 
Si se tratase de un macho veríamos claramente un punto negro donde indica el aumento de la fotografía. Se podría observar a simple vista incluso en el estadio larvario L2.
Las larvas del género Mecynorrhina y Goliathus son sexadas con esta facilidad, por lo que los criadores llevan un exhaustivo control de estas valiosas larvas. 
  • Dynastinae: 
Al igual que en los cetónidos examinaremos si el "órgano de Harold" está presente o no, es lo que nos dará la fiabilidad absoluta. En los dynástidos, en lugar de un punto negro encontramos una pequeña raya horizontal blanquecina en los machos, igualmente situada en el centro del tercer segmento, próxima a segundo segmento abdominal.
Además en esta familia como segunda opción, pero mucho menos fiable, podemos observar el tamaño de la cápsula cefálica. En comparación con las hembras, la cápsula de los machos es algo más grande, apreciable sobre todo en el ancho de la misma.

Sexado de larva L3 de Dynastes hercules lichyi macho.
En la imagen apreciamos esta pequeña linea blanquecina en un macho de Dynastes hercules lichyi en un estadío de L3 temprano.
Observemos también el dibujo triangular mencionado anteriormente en los cetónidos, parece apuntar e indicarnos donde debe estar situada esta característica. Además los 3 primeros segmentos abdominales aparecen bien marcados en esta familia.


Sexado de larva L3 de Megasoma gyas porioni macho.


En la imagen de la izquierda vemos este pequeño "guión blanco '-' " sobre
el tercer segmento abdominal de una enorme larva de Megasoma gyas porioni











  • Lucanidae: 
En esta familia el "órgano de Harold" no está presente en los machos, por lo tanto observaremos otras estructuras y características para el sexado

Sexado de D. t. palawanicus observando la capsula cefálica.
Al igual que en los dynástidos, la diferencia del tamaño de la cápsula entre sexos es vigente en el estadío L3. Pero en esta familia la diferencia es tan grande que acertaremos el sexo casi con toda seguridad.
Fijémonos en la fotografía: a la izquierda un macho de Dorcus titanus palawanicus en un temprano L3, sin embargo la cabeza es monstruosa.

A la derecha una hembra de la misma especie en un tardío L3.


Sexado de Dorcus titanus palawanicus hembra observando
estructuras anaranjadas.


Por último y más importante para sexar lucánidos con exactitud, observaremos que las hembras en L2-L3 en posición dorsal, presentan dos manchas anaranjadas en su interior visibles a través de la piel. Algunos autores señalan que estas estructuras podrían dar lugar a los ovarios.

sábado, 1 de octubre de 2016

Xylotrupes sumatrensis sumatrensis, un dynástido para sentar bases.

Empezamos el mes con este espectacular escarabajo, que pese a su porte e imponente aspecto es una de las especies más duras y fáciles con diferencia que he encontrado en el hobby, un auténtico "todoterreno". Se convierte así en una especie ideal para los iniciados o amantes de esos escarabajos vistosos que nunca fallan. Su ciclo larvario a pesar de la corpulencia de los adultos, es de los más cortos que encontramos en los dynástidos tropicales de talla grande, no durará más de 9 meses.
Como siempre, evitaré hacer la típica y aburrida ficha de cría, comentaré sobre la marcha su ciclo biológico y me detendré en los puntos que considero de interés, curiosos o importantes.

Xylotrupes sumatrensis sumatrensis macho alimentándose de plátano.

















Por lo que he observado en diversas generaciones, los machos adultos de esta especie son bastante agresivos, muy territoriales y casi siempre dispuestos a pelear y competir con otros, por lo que tener un grupo de machos juntos no es buena idea. Sus disputas son continuas durante la noche, que es cuando desarrollan su actividad y al atrapar a su rival entre sus cuernos, presionan con tal fuerza, que pueden a llegar a perforar el exoesqueleto de su oponente provocándole una posterior infección y finalmente la muerte. En el mejor de los casos, en el que no se realicen heridas, estoy seguro que el mantener machos juntos acorta la vida de los individuos debido al estrés y el continuo gasto de energía en sus trifulcas. Para que nos hagamos una idea, a sus parientes tailandeses, el Xylotrupes socrates siamensis syn. (=Xylotrupes siamensis; =Xylotrupes gideon siamensis), los llaman comúnmente "escarabajos luchadores", con los que culturalmente se realizan torneos de lucha y apuestas.
Como curiosidad adicional, se me ocurre mencionar que esta especie tiene la capacidad de estridular fuertemente cuando se siente amenazada, al apretar y rozar su abdomen contra sus élitros emite un fuerte chirrido, que para mí, más que desagradable es bastante simpático.

Deciros que me decanté por criar y mantener una buena linea de la especie Xylotrupes sumatrensis sumatrensis por el espectacular tamaño de los machos "major", pueden exceder los 70 mm con unas largas cornamentas que nos recuerdan a los gigantescos Dynastes sp. El resto de las especies de Xylotrupes comúnmente criadas en cautividad suelen ser algo menores en tamaño, como por ejemplo X. gideon, X. socrates ssp. siamensis, X. beckeri o el pequeño y "peludo" X. pubescens.

Un grupo reproductor de dos o tres hembras y un macho podemos mantenerlos perfectamente en un terrario o cajón de cría de unos 35 litros. Un sustrato de una altura de 20 cm será adecuado para las puestas.


Cópula de X. sumatrensis sumatrensis.


















Cuando mencioné al principio que era una especie "todoterreno", es por la indiferencia y dureza que muestran las larvas al tipo de sustrato, lo devoran todo. Incluso utilizando sustratos de madera de árboles caducos considerados nutricionalmente pobres para la cría de escarabajos, como los de madera blanda, pueden a llegar a salir machos con tamaños más que razonables. El estado de fermentación o putrefacción de la madera le es al igual prácticamente indiferente, siempre y cuando claro está, la madera no esté "cruda".
Nunca he probado mezclar grandes partes de humus con madera para esta especie, pero estoy seguro que en el caso de querer ahorrar madera para los aficionados que no dispongan de un fácil acceso a ella, incluso mezclando una buena proporción de humus de hoja caduca las larvas se alimentarán correctamente.
Otra ventaja, a pesar de la agresividad mencionada en los machos adultos, es que las larvas pese a su tamaño, resultan totalmente inofensivas, es más, prácticamente ni intentarán morder al manipularlas. Por tanto las larvas de Xylotrupes quedan más que exentas de hábitos caníbales. Estas pueden convivir en grandes grupos en volúmenes de sustrato relativamente pequeños a su tamaño. Personalmente recomendaría mantenerlas juntas, crecen espectacularmente bien y a la hora de pupar he observado que de alguna forma, se ponen de acuerdo para realizar los cocoons y la metamorfosis en grupo. Este comportamiento ya ha sido señalado por numerosos criadores y es la esperanza de muchos para que en algunos géneros como Megasoma y Dynastes, cuyos ciclos macho/hembra están desacompasados (las hembras se adelantan en la pupación varios meses y por tanto al llegar a adultos estas se encuentra al final de su vida o incluso mueren antes de que los machos estén activos), de esta manera su etapa de pupación se acompase. La teoría usualmente compartida es que las hormonas activadoras de la metamorfosis de un individuo es detectada por el resto del grupo estimulándolos así a realizar la misma tarea.
Esta teoría es bastante convincente, aunque no siempre funciona. El caso es que sea como sea, en el género Xylotrupes va muy bien.


Estadíos larvarios del Xylotrupes sumatrensis sumatrensis
En la imagen podemos ver los tres estadios larvarios (L1, L2, L3), cada uno de ellos cerca de su última etapa. La forma más fácil de saber con certeza su estadío es observando el tamaño de su cápsula cefálica, pues esta no aumentará de tamaño durante cada etapa larvaria, sin embargo el cuerpo sí, dando lugar a confusión.

Además vemos como una gran larva prefiere "enroscarse" adoptando esta postura defensiva,
antes que atacar con sus potentes mandíbulas.

Grupo de larvas X. sumatrensis
La fotografía de este grupo de larvas la realicé aprovechando un cambio de sustrato, son capaces de devorar unos pocos de litros de sustrato en escasos meses.
Esta cantidad de larvas es posible criarlas en un cajón de 55 litros, no tendremos ninguna baja siempre y cuando estemos pendiente de ir renovando el sustrato cuando veamos un exceso de excrementos.
La pilosidad larga, abundante y anaranjada recubriendo la mayor parte del cuerpo de la larva es una característica muy peculiar del género Xylotrupes y con ella podemos identificarlas.



Hablaré ligeramente sobre la etapa de pupación, ya que no presenta ninguna dificultad. Cuando se acerca este periodo las larvas comenzarán a amarillear (ver la larva en L3 en la fotografía de los estadíos larvarios) y se mostrarán muy nerviosas, saliendo a la superficie del sustrato, caminando boca abajo continuamente sobre él. Esto es un síntoma normal y no nos debe preocupar.
Las condiciones del sustrato para que realicen el cocoon o cámara pupal correctamente no tienen que ser especiales, incluso en un sustrato "duro" o poco degradado harán sus celdas perfectamente.

Cocoon o cámara pupal del  Xylotrupes sumatrensis
 La particularidad del género Xylotrupes, es que realizarán sus cocoons en posición vertical y no horizontal como la mayoría de especies. Este comportamiento lo comparte con el género Trypoxylus syn. (=Allomyrina) que curiosamente, su dificultad y ciclo biológico es tremendamente similar.
En la fotográfia vemos una cámara pupal abierta y vacía, está construida con madera podrida blanca poco degradada y restos de excrementos. El adulto realizó la salida por la parte superior ya que la pupa se coloca verticalmente con la cabeza hacia arriba.


             Cocoons artificiales Xylotrupes sumatrensis
Aquí podemos ver un buen grupo de pupas de Xylotrupes sumatrensis. Para observar su evolución las extraje de sus cocoons naturales bien en estado de pupa o prepupa y las traspasé a unas macetas de fibra vegetal dentro de un táper con un fondo de fibra de coco, pero podemos usar también cualquier tipo de sustrato para este propósito. La finalidad es que el fondo de sustrato y las macetas de fibra respectivamente humedecidos, creen un ambiente lo bastante húmedo dentro del táper (con su respectiva ventilación) como para que las pupas se desarrollen perfectamente, al igual que lo harían de manera natural en un sustrato con una humedad "estandar" en el interior de sus cocoons naturales.
Deciros lógicamente, que este paso es totalmente innecesario, es una manera más de llevar un control de lo que estamos criando. En este caso estos cocoons artificiales son un poco rudimentarios, sin embargo colocados verticalmente y tapados con otra maceta encajada en posición invertida, dá muy buenos resultados en esta especie. Para la fotografía anterior quité estas "tapaderas" para poder observar las pupas. Normalmente para la construcción de cocoons artificiales se utilizan otros materiales como la espuma floral verde. Espero crear más adelante una entrada donde explicarlo detenidamente.
No olvidaros que en esta especie el cocoon debe ir siempre vertical, con su pupa colocada de la misma manera con la cabeza mirando hacia arriba. Colocada horizontalmente dará lugar normalmente a una malformación leve de los élitros del futuro escarabajo.

Hembra de Xylotrupes sumatrensis recién emergida

Observemos una hembra recién emergida. Al deshacerse de la exuvia de la pupa comienza a bombear hemolinfa (líquido circulatorio de los artrópodos) hacia los élitros para estirarlos. Durante las primeras horas serán de color blanco, pasando por el naranja hasta finalmente endurecer  y oscurecerse.
Tenemos que ser prudentes durante todo el periodo de inactividad del escarabajo, pero especialmente en este punto donde el exoesqueleto aún no es rígido, un mal golpe con un dedo o una caída al manipularlo provocará muy probablemente la muerte del individuo al dañar sus órganos internos.






Recolección de huevos de Xylotrupes sumatrensis
En cuanto a las puestas, siempre hay que ser más meticuloso en la preparación del sustrato del cajón de cría para que las hembras lo consideren un buen lugar donde ovipositar. Aquí si hago hincapié en que el sustrato debe estar algo más degradado y fino que en el resto del ciclo (ya sea madera recogida del bosque o madera fermentada), de manera que con la humedad adecuada se pueda compactar y hacer una "pelota" al apretarlo en la mano.
La hembra al ovipositar compacta con sus patas traseras el sustrato que se encuentra alrededor del huevo, haciendo una pequeña "cámara" donde este permanece seguro en su interior. Esta es la razón por lo que las hembras preferirán un sustrato con las propiedades mencionadas. De todas maneras tampoco debemos preocuparnos, pues este factor no será crucial como en otras especies de dificultad más alta.

Una vez preparado y puesta en marcha la cría, me gusta revisar el sustrato de los cajones cada mes o mes y medio, tal y como indican muchos criadores experimentados japoneses. De esta forma se recolectan los huevos y se depositan en un pequeño táper usando el mismo sustrato. Al final del proceso taparemos los huevos con más sustrato para mantener la humedad y practicaremos pequeños orificios en la tapadera del recipiente para que no haya una excesiva evaporación.
La finalidad de esta práctica es la de evitar que los propios adultos, al moverse por el interior del sustrato en el cajón de cría, aplasten sus huevos cuando ya hay muchos acumulados y también, dejaremos espacio suficiente para que sigan realizando nuevas puestas.
Además evitaremos el inusual pero observado comportamiento caníbal que los adultos practican para obtener proteínas de sus propias larvas.
Con este método la media de éxito de eclosión de larvas es del 65% en mi caso. Es complicado comprobar cual sería este porcentaje sin recolección previa de por medio. No olvidemos que los huevos no debemos tocarlos directamente con los dedos, pues según algunas fuentes, el pH de nuestra piel es demasiado ácido para ellos y podemos dañarlos. Este dato también es difícil de corroborar.
Como observación, no nos preocupemos al ver huevos con diferentes tamaños y formas, pues recién ovipositados serán muy ovalados y pequeños en comparación con un huevo maduro, que será más grande y redondo e incluso podremos apreciar en muchos casos la larva formada en su interior.

Espero que este reportaje de cría se os haya hecho agradable y de fácil entendimiento. Como siempre, para cualquier duda o pregunta sobre la disponibilidad de especies: Contacto. Gracias!


Pupas e imagos machos de Xylotrupes sumatrensis sumatrensis
















domingo, 4 de septiembre de 2016

Ácaros y crítica personal


Voy hablar de un tema que me parece de gran importancia y qué provoca muchas dudas y preguntas habitualmente, este es la "desinfección"o "esterilización" del sustrato o cualquier elemento del terrario. Hablo de esterilización entre comillas por que obviamente con los medios que tenemos en casa es imposible llevarla a cabo. Ni tan siquiera teniendo una autoclave saldría a cuenta esterilizar litros y litros de sustrato. La duda se produce normalmente porque todos hemos oído hablar acerca de la "esterilización" de los elementos del terrario en la cría de otros animales exóticos como anfibios, reptiles, etc. En estos ámbitos prefiero no dar mi opinión, pero en la cría de escarabajos en cuanto a la respuesta de la esterilización es rotundamente no.

Ácaro frente a la cornamenta de la Coelorrhina hornimanni

















Cualquier sustrato contiene multitud de microfauna, nos podríamos sorprender con la biodiversidad que hay en él mirando a través de una lupa binocular. Por lo tanto la explicación es sencilla, imaginaos que aplicando calor eliminamos a la mayor parte de la microfauna del sustrato (con la intención de eliminar molestas plagas como los ácaros). Lo que estamos haciendo automáticamente es romper el equilibrio. La microfauna está continuamente compitiendo por sobrevivir en el terrario y eliminando la competencia obtendremos precisamente el resultado no deseado: una explosión multitudinaria de ácaros. Incluso suponiendo que pudiésemos esterilizar completamente el sustrato sería inútil, os aseguro al 100% que tarde o temprano (más bien temprano) un ácaro llegará, pues ellos están en todo lados e incluso utilizan a otros insectos voladores como medio de transporte para finalmente, adueñarse del terrario campando a sus anchas creando una plaga.

No puedo evitar aprovechar este espacio para hacer un pequeño examen de conciencia con una crítica ecologista, haciendo una analogía con lo comentado anteriormente. El tema de "esterilizar" parece una manía que los humanos tenemos escrita en nuestros genes. Cada vez que surge una plaga recurrimos a eliminarla a "bombazos". Hablo de asuntos como las plagas de mosquitos, que cuando surgen todos los veranos en zonas de litoral con marismas, se recurre a la fumigación. El veneno no afecta exclusivamente al mosquito, también a toda la fauna cercana y no tan cercana, pues cuando se contamina el suelo y el agua ocurre el desastre. Precisamente eliminamos a los mosquitos y toda la fauna depredadora y competidora. La sorpresa será que al año que viene o al siguiente la plaga será doble y la marisma fumigada sera dañada irreparablemente. Todo vale para que el turista este contento.
El mismo ejemplo podemos poner para la famosa procesionaria del pino. Se hacen verdaderas burradas, pues, ¿ha sido necesario a lo largo de la historia de la tierra las fumigaciones para mantener vivo un pinar y a sus domingueros con barbacoas?. Todos los ecosistemas se autoregulan y cuanto más biodiversidad  y sano esté, más estable será.
La conclusión de todo esto es que las plagas las provocamos nosotros, un negocio redondo y estamos obviando lo peor, realmente no sabemos las consecuencias que estos pesticidas tienen sobre la salud humada directa e indirectamente.
Espero que olvidemos el mito de la importancia de desinfectar.

Chlorocala africana oertzeni, uno de los cetónidos con el que iniciarse.

Para los primeros post, pensé que la mejor opción era meter algunas de las especies más sencillas para animar a los que tienen la intención de iniciarse.
Empecemos con la Chlorocala africana, podemos encontrar varias subespecies, las más comunes en la aficción son la ssp. africana, la ssp. camerounica, ssp. smaragdina y la ssp. oertzeni. A mi personalmente por ese color violeta/ azul iridiscente tan atípico me encanta esta última y es la que vamos a ver a continuación.
La Chlorocala africana oertzeni pertenece a la familia de los cetónidos (Cetoniidae) y al igual que el resto de subespecies, es uno de los escarabajos más pequeños que se crían en cautividad (ronda los 20mm). Sin embargo no deja de ser llamativo, es una joya en miniatura, juzgar vosotros mismos.


Es un escarabajo bastante prolífico si las condiciones son propicias y tiene uno de los ciclos biológicos más rápidos. El periodo larvario es de sólo 4 meses, quizás dentro de otros parámetros pueda variar. En mi caso la temperatura ambiente se encuentra rondando los 24 ºC.
Como curiosidad, mientras escribía la entrada fuí a comprobar el tamaño de un adulto promedio y el de una larva en su último estadío. El tamaño del adulto fué de 21 mm, mientras el de la larva en L3 de 30mm y soprendentemente llego a pesar 1gr.
Larvas de Chlorocala africana oertzeni

Podemos ver varias larvas al final de la etapa del último estadío (L3) en su sustrato original de humus de hojas. La más pequeña situada arriba, aún se encuentra mas atrasada, en L2.






Cocoons de Chlorocala africana oertzeni

Los cocoons o capullos son bastante rígidos y muchas veces las larvas aprovechan la pared de otro ya construido para hacer el suyo pegado a él, aquí vemos dos casos así.
El la parte superior de la fotografía vemos uno roto y abierto accidentalmente, podemos apreciar asomada la cabeza y parte del cuerpo de la pupa en posición ventral.








Esta especie es una buena opción para los que quieren iniciarse por varios motivos: no es exigente con el sustrato, las larvas y los adultos pueden convivir en grandes grupos. Su ciclo biológico es cortísimo y no hará perder la paciencia a nadie, es más, llegaremos al punto de acabar teniendo siempre adultos y larvas a la par.
Criando de esta manera tan continua debemos pensar en la consanguinidad, la genética se degrada con el tiempo. Esto enriquece la afición porque podremos intercambiar cepas con otros criadores para evitarla.

Cuando digo anteriormente que no es exigente con el sustrato, me refiero a que no les importará la procedencia del mismo, cualquier sustrato de árbol caduco independientemente de la especie del árbol servirá. La proporción de hojas y madera será indiferente, aunque contenga gran cantidad de madera (más nutritivo que el humus de hoja) el resultado será el mismo, los adultos sadrán del mismo tamaño e igual de fuertes. Los nutrientes que contiene el humus de hoja es más que suficiente para el crecimiento larvario pues pensemos que son animales de pequeño tamaño y sus requerimientos son mínimos.
De hecho, como truco os diré que el humus de hoja es preferible, este es mas fácil de triturar, debe quedar muy muy fino, pensando unas vez mas en el tamaño del insecto: los adultos querrán ovipositar sus huevos en un sustrato suave y fino para que estén acolchados y seguros y no entre dos astillas de madera. De la misma manera las larvas recién nacidas en su primer estadío, comerán con facilidad estas partículas pequeñas y los padres instintivamente igualmente lo saben.
La madera podrida blanca no es una buena opción, la textura aún es un poco dura y tiene muchas fibras largas. Esta misma en un estado más avanzado de descomposición, cuando adquiere un color negro/marrón oscuro, se podrá usar perfectamente, entonces es mucho más fina y blanda.
Recordemos que el humus de hojas que usemos, además de fino debe estar bien degradado, de un color oscuro con el característico olor a humus de bosque.
En cuanto a la humedad debe ser media, cuando apliquemos agua al sustrato esperaremos a que lo absorba bien antes de utilizarlo. Lo cogeremos en la palma de la mano y lo apretaremos con fuerza, si chorrea o caen gotas, nos hemos pasado con el agua. Esto no debe ocurrir y ni siquiera aproximarse, pues como digo la humedad debe ser media y no debe pasarnos ni siquiera para especies que requieran una humedad  muy alta.
Para cuando se aproxime la etapa de construcción de las celdas pupales (cocoons) es bueno que la humedad haya decaído aún más, esto se producirá correctamente con una ventilación regulada mediante orificios en la tapadera o la parte superior de los laterales del terrario o cajón de cría. Igualmente durante la etapa de pupa tendremos una mortalidad menor con una humedad ligeramente inferior. Tampoco debemos preocuparnos u obsesionarnos con este concepto, pues es una especie resistente y fácil. Pero generalmente para todos los cetónidos funciona.

Cajón de cría 17 litros
Aquí tenemos un cajón de cría de plástico de 17 litros con la tapadera y laterales superiores perforados. El sustrato tiene una profundidad de unos 13cm y una parte libre de 10cm con algunas cortezas y trozos de maderas para proporcionar un agarre sólido a los adultos. En él hay suficiente espacio para mantener a un pequeño grupo de cría. Al cabo de 2-3 meses podemos revisar el sustrato y separar las larvas que veamos conveniente. El cajón de plástico no es muy estético, pero muy práctico. Podemos optar también por terrarios/peceras de cristal para poder observar mejor el comportamiento de los adultos y decorar el entorno. (ver "El terrario o cajón de cría" en Conceptos básicos)



Si comparamos esta especie con una Pachnoda sp., (el cetónido considerado más prolífico, sencillo y en consecuencia utilizado como alimento vivo) la Chlorocala no tiene nada que envidiarle, aunque quizás presente una mortalidad larvaria ligeramente mayor pero poco apreciable. Para mí, uno de los escarabajos indispensables en nuestro espacio de cría.

Para consultar disponibilidad, contacten conmigo. Gracias.

Grupo de cría Chlorocala africana oertzeni

Grupo de cría Chlorocala africana oertzeni

Grupo de cría Chlorocala africana oertzeni
Chlorocala africana oertzeni, fotografía cedida por Berto Leiras

Chlorocala africana oertzeni, fotografía cedida por Berto Leiras

Chlorocala africana oertzeni, fotografía cedida por Berto Leiras