sábado, 15 de septiembre de 2018

Phalacrognathus muelleri: Un arco iris en la palma de la mano.

El Phalacrognathus muelleri, o escarabajo ciervo arco iris australiano para los profanos, proveniente del sur de Nueva Guinea y norte de Australia, a mi parecer es un insecto hermoso hasta para los amantes de pisotear todo lo que "repta sobre la tierra", bueno, eso si se molestasen a observar un segundo lo que van a pisar.

Ejemplares macho Phalacrognathus muelleri, porte medio/ major.

Como muchos otros escarabajos metálicos e iridiscentes, su verdadero color y brillo solo puede ser apreciado en vivo (desde una mirada bifocal). El motivo de tal explosión de colores aún se desconoce, pero al contrario que la mayor parte de los Lucanidae crepusculares y nocturnos de tonalidades pardas, el P. muelleri tiene comportamientos diurnos, lo que da a pensar que esto ofrece una ventaja en su camuflaje durante el día o incluso sirve como espejo a la radiación solar para regular su temperatura corporal.
Su belleza se ha llevado mas allá de lo "natural", pues mediante cruces selectivos se han conseguido diferentes "formas" de colores o fenotipos cromáticos. Las más comunes son, la verde ("green form"), roja ("red form"), negra ("black form") pasando incluso por formas azuladas/ púrpuras. A mi parecer la más bonita es la forma salvaje "wild form", que da un sentido pleno a su verdadero nombre común de arco iris. Todas estas variantes "artificiales" han sido obtenidas originariamente en Japón, donde la especie lleva introducida en cautiverio desde el año 1999 aproximadamente.
Antes de su cría en cautividad el P. muelleri era una verdadera rareza, altamente codiciada y perseguida por los coleccionistas, pero hoy en día es una especie bien extendida en la afición gracias a su relativa facilidad de cría y su valor a caído en picado, preservando así en cierto modo sus poblaciones salvajes. Además goza de otras virtudes como la longevidad de los adultos, que pueden vivir más de un año en la mayoría de los casos (según algunas fuentes incluso más de dos), batiendo sobradamente en este sentido a otras especies de escarabajos ciervos coloridos, como los del género Lamprima que viven escasos meses. Su etapa larvaria ocupa un periodo de tiempo moderado, de unos 7 meses para machos y hembras, coincidiendo padre e hijos en estado adulto.

Hace años, observando la cría de esta especie en la afición japonesa me dí cuenta que solo alimentaban a las larvas con el uso del "kinshi" (cultivos de micelio) y en algún lado leí que era la única forma viable, ya no solo para conseguir individuos con un buen tamaño, si no por la propia supervivencia de las larvas. Con todos esos datos me parecía una locura hacerlo de otra forma que no fuese con el uso del hongo, sería un fracaso seguro y dado la dificultad de la elaboración u obtención de kinshi en nuestro país, nunca me atreví a iniciarme con ellos. Más adelante el P. muelleri se hizo común en el mercado europeo, con un buen número de seguidores alimentando sus larvas con madera podrida blanca del bosque, lo que podría dar a pensar que las larvas seguían obteniendo el indispensable micelio que esta contiene. No obstante en la actualidad, ya extendido en occidente el uso del "flake soil" sonaba por algún foro la posibilidad de criarlas con este sustrato avanzado, con un indice de éxito aceptable, aunque no absoluto.

Detalle mandíbulas Phalacrognathus muelleri macho.
Me dispuse entonces a probar yo mismo y por ahora llevo criando esta especie desde hace dos generaciones únicamente, utilizando "flake soil" (madera fermentada) tanto para el montaje del cajón de cría como para la alimentación de las larvas.
En mi caso la tasa de mortalidad de las larvas con este método ha sido razonable, nada que se salga de la normalidad, sin embargo en la segunda generación, la cual fue muy numerosa, hubo una tanda de pupas que murió sin motivo aparente, que en principio he tomado como una experiencia fortuita no relacionada con la alimentación y más bien con otros factores o parámetros que se me escapan.
El resultado en cuanto a la obtención de los adultos (tamaño y morfología) ha sido satisfactorio aunque no óptimo, con la mayoría de los ejemplares orientados hacia un porte "major" de mandíbulas medianas/ largas. Bajo mi punto de vista he de decir que estos resultados no son comparables a los que se obtienen con el uso del micelio de Pleorotus, aún así puedo afirmar que la cría del Phalacrognathus muelleri en ausencia del "kinshi" es totalmente recomendable y gratificante. Seguramente el aficionado avanzado Japonés o Taiwanés no estaría de acuerdo con mi afirmación, pues su nivel de exigencia y capacidad para obtener los materiales apropiados de cría están muy por encima de nosotros. Aparte de su innegable pasión por estos insectos y los años que nos sacan en este campo la explicación de su gran ventaja es sencilla; creo haber mencionado en alguna otra ocasión que en Europa el cultivo industrial de micelio para posterior consumo humano se realiza en grano, mientras que en la cultura asiática se cultiva fundamentalmente sobre virutas de maderas duras, lo que ha fomentado indirectamente un rápido conocimiento sobre la cría de los escarabajos cuya alimentación sapro-xilófaga esta ligada en enorme medida a los hongos. El aprovechamiento de este recurso en principio destinado para uso humano tiene múltiples aplicaciones directas en esta afición y los asiáticos lo tienen a bajo coste y fácil acceso.

Larva L3 macho Phalacrognathus muelleri (12.5g.)
A continuación dejo algunas fotos de mis avances con esta especie.
En la segunda generación conseguí un buen progreso con las larvas, los mayores individuos de la primera generación apenas llegaron a los 8 gramos mientras que con las ultimas conseguí algunos machos de 12-13g.(véase imagen de la izquierda), siendo más cuidadoso con el punto de fermentación del "flake soil", sus aditivos y los cambios de sustrato oportunos (creo recordar que únicamente dos hasta la metamorfosis).
Con "kinshi"  he visto obtener larvas de casi 20g. y supongo que no serían en los mejores de los casos.
En la primera generación, dado los pesos máximos mencionados, los machos adultos que obtuve fueron todos "minor" mientras que en la segunda obtuve una buena proporción de machos "major", no solo mayores en cornamenta, también apreciable en la corpulencia.
Lo que me resulta curioso de esta especie, es que según el método de alimentación empleado la corpulencia es lo que más varia, es decir, un macho "minor" (de mandibulas cortas) criado con "kinshi" es mucho mas corpulento que un macho "major" (de mandibulas largas) criado con "FS". El tamaño de las mandíbulas no va relacionado directamente con la robustez como en la mayoría de Lucanidae.

Talla media ejemplares macho 1ra generación.
Talla media ejemplares macho 2da generación.   










Mayor "minor" y "major" de Phalacrognathus muelleri, 1ra y 2da generación.
Concretamente la talla máxima obtenida fue de 52mm (imagen superior) con unas buenas proporciones pero con una falta de robustez o volumen general ya que el tamaño máximo para esta especie roza los 70mm.

En cuanto a comportamiento, los machos no son especialmente agresivos, en un terrario con un espacio razonable y con distintos puntos de alimento podrían convivir unos cuantos de ellos. En mi caso, dado que en esta especie los adultos se pueden disfrutar por largo tiempo, los mantengo de forma individual para asegurarme completamente de que los ejemplares permanezcan intactos y que su longevidad sea óptima, continuas trifulcas pueden dar lugar a el estrés y agotamiento de los individuos, perdiendo además prematuramente partes de sus extremidades (artejos y tarsos).
Respecto a la construcción del ternario de cría utilicé "FS" con una profundidad de unos 17-20cm, en el fondo algo más prensado que en superficie.
En su interior metí un tronco podrido de unos 15 centímetros de diámetro para incitar a la hembra a hacer las puestas.
La madre puede ovipositar directamente sobre el sustrato pero normalmente lo hace sobre la superficie del tronco o en su interior horadando túneles (imagen inferior izquierda).

Túneles horadados por la hembra
 de P. muelleri en tronco podrido.
Recolección de larvas P. muelleri encontradas en el "FS".

Búsqueda de larvas P. muelleri en tronco podrido.
La explicación del porqué a veces las hembras se niegan a poner sus huevos sin la presencia de un tronco es debida a que el "flakesoil" o cualquier otro tipo de sustrato en descomposición tiene un tiempo de duración limitado antes de ser degradado completamente por microorganismos, hongos etc y cuando llega a esta situación queda exento de nutrientes para las larvas. Sin embargo un tronco al ser una pieza más grande tarda mucho más en degradarse, puede tardar varios años, mientras un sustrato fino puede hacerlo en uno sólo. El tronco supone un plan B para la descendencia y la madre instintivamente lo sabe.


Hembra de P. muelleri
alimentándose de sus larvas.


El canibalismo de padres a hijos es moderado pero existente (obsérvese la imagen de la derecha). Las hembras depredarán a sus crías en busca de la valiosa proteína, por lo que es prudente realizar la búsqueda de las larvas dos meses después al montaje del cajón de cría, evitando de paso el posible canibalismo entre hermanos.
En la familia Lucanidae es tremendamente común este comportamiento, pero hay géneros concretos como el Prosopocoilus que se llevan la palma según mis observaciones, donde la progenitora arrasa con toda su descendencia llegando a bautizar yo mismo esta conducta como el "Síndrome de Saturno".



Cambio de sustrato en recipientes de 500cc.
para las larvas de P. muelleri L3.
Tal y como hacemos con todos los lucánidos generalmente, una vez recogida la descendencia, es importante individualizar las larvas en sus respectivos recipientes, así optimizamos el tamaño de las mismas asegurándoles el alimento suficiente. De esta manera las separamos de la competencia, evitando también las posibles bajas por canibalismo entre hermanas.
En la fotografia de la derecha estoy efectuando un cambio de sustrato en la etapa de L3, los repientes de 500cc. tienen ya un volumen suficiente para esta especie de tamaño medio.




Emergencia y extension
 de mandíbulas del P. muelleri.
Entre las curiosidades remarcables podemos citar la extensión de las mandíbulas del macho tras la emergencia, al igual que ocurría con los Megasoma (en ese caso el cuerno, ya comentado en un post anterior). Lo normal sería que la pupa tenga la forma definitiva de estas protuberancias sin la necesidad de extenderlas al emerger de ella.


Dimorfismo sexual P. muelleri
Machos izquierda, hembras derecha.


En relación al dimorfismo sexual es bastante acusado en los imagos, como en todos o la enorme mayoría de lucanidae las mandíbulas de los machos están fuertemente desarrolladas con el objetivo de competir por el territorio o las hembras. Aun así un macho "minor" de P. muelleri con mandíbulas extremadamente cortas podría confundirse con una hembra, pero hay muchas otras características morfológicas que nos ayudan a diferenciarlos. La segunda diferencia que salta a la vista a mi parecer es el punteado de las hembras en sus élitros, siendo en los machos lisos y resplandecientes. (obsérvese fotografía de la derecha).


Y para terminar recordemos, siempre "captive bred" (criados en cautividad), dejemos de fomentar las capturas masivas, aun ovacionadas en las redes sociales por los "amantes de los escarabajos", quizás por la sobre valoración de la existencia de la consanguinidad en los insectos en cautiverio, cuando realmente es prácticamente inapreciable y menos aún si existe un flujo de intercambio de especímenes entre aficionados.
Además como triste apreciación personal, ¿para qué tanto "wild caught" (captura salvaje) si en la mayoría de las ocasiones no se crían estos animales ni dos generaciones seguidas?. La justificación de la "sangre nueva" pierde su valor,  entrando en juego el morbo por la falsa idea de exclusividad del comprador; algo ridículo.
Ejemplares de P. muelleri captive bred "CB".
Afortunadamente, el verdadero sentido de la cría en cautividad se pone de manifiesto con esta especie, como ocurre en otras cuyas exportaciones de sus países de origen están relativamente controladas.
El P. muelleri es un claro ejemplo de que el "CB" puede ser un éxito, es más, ya lo fué desde que se introdujo en el hobby en 1999 en la isla de Japón.
El deseo de mantener animales que deberían estar en libertad es parte del egoísmo del ser humano, pero ya que lo hacemos, hagámoslo lo más éticamente posible, pues incluso con suerte podría tener algunos beneficios colaterales.

Detalle mandíbulas Phalacrognathus muelleri macho.


Detalle mandíbulas Phalacrognathus muelleri macho.