lunes, 14 de octubre de 2019

Dos escarabajos ciervo metálicos: Lamprima adolphinae y Cyclommatus metallifer finae

Demasiado tiempo ausente, pero solamente en el blog... la habitación de cría sigue yendo a toda maquina!.
Voy a retomar hablando de dos especies y no es por acortar, algo tienen en común en su cría en cautividad aunque con matices que vamos a ir aclarando durante el desarrollo del post, se tratará de un pequeño juego para observar cual es el papel reciclador dentro de la xilofagia de cada una de ellas y entender así los distintos estados de degradación del sustrato tal y como hice en el post anterior sobre el Lucanus judaicus.
En principio, ambas especies son relativamente fáciles de criar y podrían ser perfectamente lucánidos con los que iniciarse siempre que se sigan determinadas pautas. La principal y más importante es mantener una temperatura adecuada por debajo de los 25Cº, premisa fundamental en la cría de la mayoría de las especies. El iniciado a la cría de escarabajos debe saber que este factor es estrictamente necesario y si no lo pudiese conseguir posiblemente estos animales no son los apropiados, quizás se podría limitar a determinadas especies muy concretas que dan un margen algo más amplio en cuanto a temperatura, aunque no mucho mayor.

Para aclarar estas premisas las voy a enumerar brevemente para los lectores más impacientes y después las desarrollaré detalladamente durante la publicación. Estas son las siguientes:

- Temperatura (18-25Cº).
- Disponibilidad de sustrato proveniente de maderas duras. Flake soil /serrín fermentado o en su defecto madera podrida blanca natural (posiblemente con peores resultados).
- Disponibilidad de troncos podridos para la oviposición de la hembra (puede omitirse en Cyclommatus).
- Individualizar larvas en botes separados con el sustrato prensado, con la humedad y ventilación adecuada.
- Extremar precaución en el momento de la pupación. 

Macho de Lamprima adolphinae, forma azul.
Machos major (80mm) y hembras de Cyclommtus
metallifer finae. 
Antes de entrar en detalles sobre su cría en cautividad empecemos por el curioso aspecto externo.
Estamos ante dos especies con un dimorfismo sexual extremo, especialmente llamativo en el Cyclommatus metallifer, pues con algo de "buena mano" y experiencia podremos sacar individuos masculinos que ronden los 80 mm, (tamaño similar al que alcanzan los mayores machos en la naturaleza), cuyas mandíbulas podrán representar aproximadamente 1/2 de total del insecto, mientras tanto las hembras no sobrepasarán los 30 mm normalmente, con unas diminutas mandíbulas pensadas para la tarea de trabajar la madera durante la puesta de huevos.

Se trata de una curiosa estrategia evolutiva donde la corpulencia y las mandíbulas más desproporcionadas están premiadas. Pero, ¿hasta que punto merece la pena el enorme gasto de energético que supone el desarrollo y mantenimiento de tan desorbitada extravagancia? Ejemplos como estos son los que hacen dudar del darwinismo, ¿evolución o diseño...? algo se nos escapa.
La mayoría de los insectos muestran una estrategia opuesta en este sentido, dando hembras de mayor tamaño para albergar muchos huevos y machos pequeños, ligeros y hábiles para pasar inadvertidos y encontrar pareja en el menor tiempo posible. Pero en este caso la naturaleza nos concede un espectáculo de machos enormes armados hasta los dientes, literalmente...
Realmente el dimorfismo sexual es igualmente fuerte en ambas de las especies que tratamos, pero en cautiverio como he mencionado suele destacar el Cyclommatus, ya que en los machos de Lamprima adolphinae tamaños por encima de los 40 mm son inusuales en cautividad, acortando la diferencia de talla sobre sus hembras. No tengo suficiente información, pero los ejemplares que he podido observar criados por japoneses (los auténticos maestros de este hobby) no son mucho mayores, no obstante puede ser debido a que están centrados mayormente en la obtención de nuevos colores por selección artificial, hacen auténticas maravillas.
Machos major Lamprima adolphinae (ejemplar de
la izquierda +/- 40mm)
En la naturaleza la cosa cambia, y es que los ejemplares salvajes de L. adolphinae importados de su isla de origen Nueva Guinea son verdaderos monstruos cuando los ponemos al lado de un ejemplar de cautiverio, directamente los hacen parecer una especie diferente.
Esto me hace pensar que la alimentación larvaria no esta aún totalmente conseguida para la Lamprima, posiblemente el árbol hospedero o los hongos asociados a estos en su entorno natural tenga una composición bien diferente a la que les proporcionamos en casa, justo como le ocurre al Dorcus alcides, otro Lucanidae que sufre los mismos síntomas en su crecimiento.


Machos de tamaño medio (+65mm) Cyclommatus metallifer finae 


Hablemos ahora sobre la alimentación larvaria, ambos se desarrollan bien sobre el FS, el famoso serrín fermentado compuesto de roble y/o haya principalmente, de hecho tradicionalmente se empezaron criando así por la afición asiática rompiendo el esquema típico del Lucanidae alimentado en kinshi (micelio).
No obstante desde bien temprano se comprobó que la L. adolphinae acepta perfectamente micelio del Pleorotus sp., alimento al cual el Cyclommatus metallifer no se acaba de adaptar viniendo reflejado en la literatura japonesa desde hace años.

Hoy en día en el mercado de la cría de escarabajos, el uso del kinshi "kawara" (Trametes versicolor) es cada vez más frecuente y se ha descubierto que es un excelente alimento para el C. metallifer, pero un flake soil con una fermentación adecuada, con los aditivos correctos en su proporción, que a su vez conlleva que el sustrato contenga una flora bacteriana apropiada, no tiene nada que envidiarle en cuanto al desarrollo del tamaño de esta especie en concreto. El "kawara" esta siendo usado también ahora para la L. adolphinae y quizás pueda ayudar a empezar a mejorar la talla de los individuos.

Aquí en Europa el kinshi proveniente de las especies de hongos más corrientes no son nada usuales y menos aun el "kawara" que no tiene interés ni siquiera culinario, pero en Japón este Trametes versicolor pudo empezar a ser popular por su uso medicinal, formando hoy día parte de este hobby como un tipo de kinshi común en los países asiáticos donde la fiebre de los escarabajos es más fuerte.
Ya que el tema del kinshi prácticamente no nos concierne aquí (con la esperanza de que la situación cambie pronto y podamos llegar a verlo) matizaré qué punto de fermentación del Flake soil es el adecuado para cada especie.
Machos de Lamprima adolphinae en posición defensiva

Recolección multitudinaria de larvas de Cyclommatus
metallifer finae.
Como siempre, cuando adquiero una nueva especie intento entender su biología y empiezo por analizar su comportamiento buscando cual podría ser su papel reciclador en la naturaleza. Observando el Cyclommatus me dí cuenta que prefería los sustratos más degradados basándome en algunos indicios como la preferencia de las hembras durante la oviposición, estas tienden a poner sus huevos repartidos por un sustrato bien disgregado ignorando en muchas ocasiones la presencia de una pieza sólida de madera podrida, que en teoría estaría menos degradada (aunque no siempre en la práctica, ya que el FS proveniente de serrín crudo no se ha degradado por los hongos y después se disgregado por el suelo como ocurriría en la naturaleza). Por lo tanto el sustrato idóneo según mi experiencia sería un FS en un punto de fermentación intermedio, suave con una tonalidad media, ni oscuro ni claro, tanto como para la oviposicion (en el terrario de cría) como para las larvas.
La presencia de un tronco enterrado o semienterrado en el terrario de puestas se podría omitir, pero siempre actúa como reclamo y yo lo recomendaría, muchas hembras se inclinan por mordisquear su superficie y ovipositar sobre esta.



Set up de cría de Lamprima adolphinae con tronco rezumando
virutas de madera.
Búsqueda de larvas de Lamprima adolphinae dentro del tronco
horadado por la hembra.
Ahora vamos con la Lamprima, la tendencia de las hembras a horadar túneles en los troncos podridos es demasiado evidente, los llegan a destrozar a pesar de su minúsculo tamaño (ver imagen superior de la derecha), es decir, tienen preferencia por la madera menos degradada y esto nos lleva a una conclusión, ahí tenemos el porqué de la fácil adaptación de esta especie a distintos tipos de micelio. En la naturaleza entran en los troncos donde el micelio sigue vivo y al proceso de descomposición de la madera aun le queda largo tiempo por acabar.
Si no aportamos kinshi durante la alimentación larvaria la opción mas adecuada sería un FS bastante fresco, algo menos suave y con un color claro.
Aportar un tronco durante la oviposición es imprescindible, pues muy rara vez veremos larvas fuera de él, al menos en los primeros meses de vida.
Analizando esta especie llego a la conclusión de que el dueto más apropiado para este post sería el Phalacrognathus muelleri y la Lamprima adolphinae, sus biologías van completamente de la mano, el mismo "manual de cría" podría valer para las dos indistintamente. Incluso su aspecto físico y distribución geográfica son cercanos, muy probablemente con un ancestro común próximo... pero entonces este juego de aprendizaje para distinguir los matices del sustrato no habría tenido lugar.

Larvas e imago hembra de L. adolphinae 
recién emergida en su cámara natural
tallada en la madera podrida.
Adulto hembra de Lamprima adolphinae junto a su cámara pupal.












En las imágenes superiores podemos ver la preferencia de la L. adolphinae por permanecer dentro del tronco hasta su emergencia, un imago hembra recientemente metamorfoseado fue descubierto al abrir la pieza de madera podrida, en la cual talló una cámara pupal perfecta.

En cuanto al tiempo de espera antes de revisar el terrario de cría, personalmente tengo la preferencia de hacerlo unos dos meses después de introducir a las hembras fecundadas. En el C. metallifer la presencia de larvas se hace evidente, pues al estar libres por el sustrato las veremos en gran número junto a las paredes transparentes del recipiente, pero nunca antes de este periodo de tiempo.

En la Lamprima adolphinae la presencia de viruta procedente de las excavaciones en el tronco podrido serán notables y tras el tiempo estimado lo podremos abrir cuidadosamente extrayendo una buena cantidad de larvas.
Estamos ante especies muy prolíficas si las condiciones han sido favorables.
Curiosamente la temperatura propicia para las puestas del C. metallifer finae sera de + 25Cº, y más baja para un óptimo crecimiento larvario (18-20Cº).

Comparativa cápsula cefalica en
C. metallifer finae L3, hembra a la
izquierda, macho a la derecha.
Respecto al periodo larvario las dos especies son semejantes, pues necesitan una humedad alta. La mejor forma de mantener a las larvas es separadas en recipientes individuales, con el tipo de sustrato ya mencionado apropiado para cada especie. El material debe estar bien compactado/ prensado, pues además de ser forma adecuada de proceder para la mayor parte de los Lucanidae ayuda a evitar la evaporación y conservar el agua (al contrario de la mayoría de Dynastinae que prefieren suelos mas disgregados y aireados, propio de medios muy degradados).
Para el sexado de las larvas en su último estadío larvario (L3) recurriremos a la observación de la cápsula cefálica, los machos presentan una cabeza claramente mas grande, ademas de poder                                                               apreciar(con algo de mayor dificultad) las estructuras amarillentas

Comparativa dorso larva en
C. metallifer finae L3, hembra a la
izquierda, macho a la derecha.
ovaladas en el dorso de las hembras (ver imágenes de la    izquierda). Si no fuésemos capaces de encontrar las diferencias es cuestión de esperar un tiempo, las larvas masculinas comenzarán pronto a ganar tamaño y a destacar sobre las hembras.
C.metallifer finae, larva
macho L3.
Los machos del C. metallifer alcanzan buenas tallas y es importante pasar estas larvas a un recipiente mayor, en mi caso cuando las larvas llegan a L3, utilizo botes de 1000cc para ellos y de unos 300cc para hembras.
En la Lamprima adolphinae no he apreciado diferencia en el crecimiento larvario en recipientes mayores de 500cc, se pueden mantener perfectamente en botes pequeños, consumen poco sustrato sin apenas moverse de lugar, pero habrá que estar pendientes de realizar algún cambio de sustrato para que su crecimiento sea óptimo, al menos uno o dos cambios en L3 para los machos.


Pupa Cyclommatus metallifer finae, macho "major".
Durante la etapa de pupación voy a hacer un apunte muy importante sobre la temperatura, he observado en las últimas generaciones problemas durante la emergencia de pupas, principalmente adultos que intentaban librarse de la exuvia y quedaban atrapados, dando lugar a malformaciones y pérdida de extremidades que los llevaban a la muerte. En menor medida observé pupas que directamente morían antes de emerger.
Al principio lo atribuí a la falta de humedad, que debe ser alta durante todo el ciclo, pero me percaté que la misma temperatura algo mas baja de lo habitual que hace óptimo el crecimiento larvario extrañamente mata a las pupas, hace que tengan una baja actividad y a la hora de la eclosión no tienen vigor para salir. Posiblemente la temperatura ideal para las pupas esté entre los 26-28Cº. Al fin de al cabo la eclosión de los adultos y la puesta de huevos acontecen en la misma época del año o muy cercana, por ello anteriormente hablé sobre la necesidad de una temperatura más alta para la oviposición en Cyclommatus metallifer. En la Lamprima adolphinae este factor no es tan determinante, pero podría existir.

Ahora hablemos brevemente sobre la variabilidad del color, es parte del gran atractivo, pues no solo son metálicos, además son coloridos e iridiscentes, un espectáculo para la vista que nunca se podrá apreciar al completo en una fotografía.

Machos C. metallifer finae, comparación de color
 macho violeta y coloración típica.

C.metallifer finae, macho violeta.










Hembras Lamprima adolphinae,
 variabilidad de color.

Grupo de cría Lamprima adolphinae,
variabilidad de color.












Ambas especies muestran una extraordinaria diversidad fenotípica de color, sobre todo en las hembras de L. adolphinae es impresionante, simplemente salen de diferentes colores aleatoriamente, por ello el verdadero mérito es dar con la forma de obtener colores considerados raros en los machos, el más usual suele ser el verde, pero los puede haber de tantas variedades como tiene el espectro del arco iris, se dan individuos bicolor incluso.
El C. metallifer es algo más moderado en este aspecto, suelen ser dorados/ cobrizos pero hay cepas que tienden al violeta (como el macho que muestro arriba, obtenido al azar en mi propia cepa), verdosos e incluso azulados, como la reciente mutación llamada "navy blue" que es realmente impresionante, parece "photoshopeado". Obviamente el precio de los ejemplares de estas lineas se dispara.

Respecto al mero mantenimiento de los adultos, como por ejemplo los que no vamos a poner a criar, bien sea por que los hemos descartado como reproductores o por que hemos obtenido una descendencia muy numerosa, podemos ponerlos en grupo sin preocupación, a pesar del agresivo aspecto de los machos se habituarán rápidamente a convivir en el mismo terrario, nunca he visto ningún tipo de lesión en ellos. Es fundamental no mezclar machos activos con otros inactivos cuyo exoesqueleto podría estar aún débil por falta de maduración.
En los Cyclommatus metallifer acontece un comportamiento realmente curioso e inusual que solo he encontrado también en Mecynorrhina torquata ugandensis (Cetoniinae), los machos agrupados en el mismo recipiente establecen entre sí relaciones de dominación sin llegar pelear. (Observar imágenes inferiores).
Relaciones de dominación entre machos de
Cyclommatus metallifer finae

Relación de dominación entre machos
de Mecynorrhina torquata ugandensis











Por último me gustaría señalar que existen diferentes especies del género Lamprima y Cyclommatus criados con bastante frecuencia en el hobby. Del primero, por nombrar algunas, las más usuales son la L. aurata y L. insularis, cuya cría es muy parecida a nuestra L. adolphinae sin mayor dificultad, pero menos conocidas debido a que no presentan nada destacable en su aspecto.
Del segundo, el Cyclommatus, hay infinidad de especies y no todas se crían con la misma facilidad, hoy en día es muy sonado el C. mniszechi de Taiwán cuya cría en cautividad parece estable y controlada, en cambio tenemos al C. elaphus que por su espectacularidad y sus legales importaciones masivas de Sumatra (por desgracia) no se deja de intentar criar en cautiverio con un alto porcentaje de fracaso.