lunes, 14 de octubre de 2019

Dos escarabajos ciervo metálicos: Lamprima adolphinae y Cyclommatus metallifer finae

Demasiado tiempo ausente, pero solamente en el blog... la habitación de cría sigue yendo a toda maquina!.
Voy a retomar hablando de dos especies y no es por acortar, algo tienen en común en su cría en cautividad aunque con matices que vamos a ir aclarando durante el desarrollo del post, se tratará de un pequeño juego para observar cual es el papel reciclador dentro de la xilofagia de cada una de ellas y entender así los distintos estados de degradación del sustrato tal y como hice en el post anterior sobre el Lucanus judaicus.
En principio, ambas especies son relativamente fáciles de criar y podrían ser perfectamente lucánidos con los que iniciarse siempre que se sigan determinadas pautas. La principal y más importante es mantener una temperatura adecuada por debajo de los 25Cº, premisa fundamental en la cría de la mayoría de las especies. El iniciado a la cría de escarabajos debe saber que este factor es estrictamente necesario y si no lo pudiese conseguir posiblemente estos animales no son los apropiados, quizás se podría limitar a determinadas especies muy concretas que dan un margen algo más amplio en cuanto a temperatura, aunque no mucho mayor.

Para aclarar estas premisas las voy a enumerar brevemente para los lectores más impacientes y después las desarrollaré detalladamente durante la publicación. Estas son las siguientes:

- Temperatura (18-25Cº).
- Disponibilidad de sustrato proveniente de maderas duras. Flake soil /serrín fermentado o en su defecto madera podrida blanca natural (posiblemente con peores resultados).
- Disponibilidad de troncos podridos para la oviposición de la hembra (puede omitirse en Cyclommatus).
- Individualizar larvas en botes separados con el sustrato prensado, con la humedad y ventilación adecuada.
- Extremar precaución en el momento de la pupación. 

Macho de Lamprima adolphinae, forma azul.
Machos major (80mm) y hembras de Cyclommtus
metallifer finae. 
Antes de entrar en detalles sobre su cría en cautividad empecemos por el curioso aspecto externo.
Estamos ante dos especies con un dimorfismo sexual extremo, especialmente llamativo en el Cyclommatus metallifer, pues con algo de "buena mano" y experiencia podremos sacar individuos masculinos que ronden los 80 mm, (tamaño similar al que alcanzan los mayores machos en la naturaleza), cuyas mandíbulas podrán representar aproximadamente 1/2 de total del insecto, mientras tanto las hembras no sobrepasarán los 30 mm normalmente, con unas diminutas mandíbulas pensadas para la tarea de trabajar la madera durante la puesta de huevos.

Se trata de una curiosa estrategia evolutiva donde la corpulencia y las mandíbulas más desproporcionadas están premiadas. Pero, ¿hasta que punto merece la pena el enorme gasto de energético que supone el desarrollo y mantenimiento de tan desorbitada extravagancia? Ejemplos como estos son los que hacen dudar del darwinismo, ¿evolución o diseño...? algo se nos escapa.
La mayoría de los insectos muestran una estrategia opuesta en este sentido, dando hembras de mayor tamaño para albergar muchos huevos y machos pequeños, ligeros y hábiles para pasar inadvertidos y encontrar pareja en el menor tiempo posible. Pero en este caso la naturaleza nos concede un espectáculo de machos enormes armados hasta los dientes, literalmente...
Realmente el dimorfismo sexual es igualmente fuerte en ambas de las especies que tratamos, pero en cautiverio como he mencionado suele destacar el Cyclommatus, ya que en los machos de Lamprima adolphinae tamaños por encima de los 40 mm son inusuales en cautividad, acortando la diferencia de talla sobre sus hembras. No tengo suficiente información, pero los ejemplares que he podido observar criados por japoneses (los auténticos maestros de este hobby) no son mucho mayores, no obstante puede ser debido a que están centrados mayormente en la obtención de nuevos colores por selección artificial, hacen auténticas maravillas.
Machos major Lamprima adolphinae (ejemplar de
la izquierda +/- 40mm)
En la naturaleza la cosa cambia, y es que los ejemplares salvajes de L. adolphinae importados de su isla de origen Nueva Guinea son verdaderos monstruos cuando los ponemos al lado de un ejemplar de cautiverio, directamente los hacen parecer una especie diferente.
Esto me hace pensar que la alimentación larvaria no esta aún totalmente conseguida para la Lamprima, posiblemente el árbol hospedero o los hongos asociados a estos en su entorno natural tenga una composición bien diferente a la que les proporcionamos en casa, justo como le ocurre al Dorcus alcides, otro Lucanidae que sufre los mismos síntomas en su crecimiento.


Machos de tamaño medio (+65mm) Cyclommatus metallifer finae 


Hablemos ahora sobre la alimentación larvaria, ambos se desarrollan bien sobre el FS, el famoso serrín fermentado compuesto de roble y/o haya principalmente, de hecho tradicionalmente se empezaron criando así por la afición asiática rompiendo el esquema típico del Lucanidae alimentado en kinshi (micelio).
No obstante desde bien temprano se comprobó que la L. adolphinae acepta perfectamente micelio del Pleorotus sp., alimento al cual el Cyclommatus metallifer no se acaba de adaptar viniendo reflejado en la literatura japonesa desde hace años.

Hoy en día en el mercado de la cría de escarabajos, el uso del kinshi "kawara" (Trametes versicolor) es cada vez más frecuente y se ha descubierto que es un excelente alimento para el C. metallifer, pero un flake soil con una fermentación adecuada, con los aditivos correctos en su proporción, que a su vez conlleva que el sustrato contenga una flora bacteriana apropiada, no tiene nada que envidiarle en cuanto al desarrollo del tamaño de esta especie en concreto. El "kawara" esta siendo usado también ahora para la L. adolphinae y quizás pueda ayudar a empezar a mejorar la talla de los individuos.

Aquí en Europa el kinshi proveniente de las especies de hongos más corrientes no son nada usuales y menos aun el "kawara" que no tiene interés ni siquiera culinario, pero en Japón este Trametes versicolor pudo empezar a ser popular por su uso medicinal, formando hoy día parte de este hobby como un tipo de kinshi común en los países asiáticos donde la fiebre de los escarabajos es más fuerte.
Ya que el tema del kinshi prácticamente no nos concierne aquí (con la esperanza de que la situación cambie pronto y podamos llegar a verlo) matizaré qué punto de fermentación del Flake soil es el adecuado para cada especie.
Machos de Lamprima adolphinae en posición defensiva

Recolección multitudinaria de larvas de Cyclommatus
metallifer finae.
Como siempre, cuando adquiero una nueva especie intento entender su biología y empiezo por analizar su comportamiento buscando cual podría ser su papel reciclador en la naturaleza. Observando el Cyclommatus me dí cuenta que prefería los sustratos más degradados basándome en algunos indicios como la preferencia de las hembras durante la oviposición, estas tienden a poner sus huevos repartidos por un sustrato bien disgregado ignorando en muchas ocasiones la presencia de una pieza sólida de madera podrida, que en teoría estaría menos degradada (aunque no siempre en la práctica, ya que el FS proveniente de serrín crudo no se ha degradado por los hongos y después se disgregado por el suelo como ocurriría en la naturaleza). Por lo tanto el sustrato idóneo según mi experiencia sería un FS en un punto de fermentación intermedio, suave con una tonalidad media, ni oscuro ni claro, tanto como para la oviposicion (en el terrario de cría) como para las larvas.
La presencia de un tronco enterrado o semienterrado en el terrario de puestas se podría omitir, pero siempre actúa como reclamo y yo lo recomendaría, muchas hembras se inclinan por mordisquear su superficie y ovipositar sobre esta.



Set up de cría de Lamprima adolphinae con tronco rezumando
virutas de madera.
Búsqueda de larvas de Lamprima adolphinae dentro del tronco
horadado por la hembra.
Ahora vamos con la Lamprima, la tendencia de las hembras a horadar túneles en los troncos podridos es demasiado evidente, los llegan a destrozar a pesar de su minúsculo tamaño (ver imagen superior de la derecha), es decir, tienen preferencia por la madera menos degradada y esto nos lleva a una conclusión, ahí tenemos el porqué de la fácil adaptación de esta especie a distintos tipos de micelio. En la naturaleza entran en los troncos donde el micelio sigue vivo y al proceso de descomposición de la madera aun le queda largo tiempo por acabar.
Si no aportamos kinshi durante la alimentación larvaria la opción mas adecuada sería un FS bastante fresco, algo menos suave y con un color claro.
Aportar un tronco durante la oviposición es imprescindible, pues muy rara vez veremos larvas fuera de él, al menos en los primeros meses de vida.
Analizando esta especie llego a la conclusión de que el dueto más apropiado para este post sería el Phalacrognathus muelleri y la Lamprima adolphinae, sus biologías van completamente de la mano, el mismo "manual de cría" podría valer para las dos indistintamente. Incluso su aspecto físico y distribución geográfica son cercanos, muy probablemente con un ancestro común próximo... pero entonces este juego de aprendizaje para distinguir los matices del sustrato no habría tenido lugar.

Larvas e imago hembra de L. adolphinae 
recién emergida en su cámara natural
tallada en la madera podrida.
Adulto hembra de Lamprima adolphinae junto a su cámara pupal.












En las imágenes superiores podemos ver la preferencia de la L. adolphinae por permanecer dentro del tronco hasta su emergencia, un imago hembra recientemente metamorfoseado fue descubierto al abrir la pieza de madera podrida, en la cual talló una cámara pupal perfecta.

En cuanto al tiempo de espera antes de revisar el terrario de cría, personalmente tengo la preferencia de hacerlo unos dos meses después de introducir a las hembras fecundadas. En el C. metallifer la presencia de larvas se hace evidente, pues al estar libres por el sustrato las veremos en gran número junto a las paredes transparentes del recipiente, pero nunca antes de este periodo de tiempo.

En la Lamprima adolphinae la presencia de viruta procedente de las excavaciones en el tronco podrido serán notables y tras el tiempo estimado lo podremos abrir cuidadosamente extrayendo una buena cantidad de larvas.
Estamos ante especies muy prolíficas si las condiciones han sido favorables.
Curiosamente la temperatura propicia para las puestas del C. metallifer finae sera de + 25Cº, y más baja para un óptimo crecimiento larvario (18-20Cº).

Comparativa cápsula cefalica en
C. metallifer finae L3, hembra a la
izquierda, macho a la derecha.
Respecto al periodo larvario las dos especies son semejantes, pues necesitan una humedad alta. La mejor forma de mantener a las larvas es separadas en recipientes individuales, con el tipo de sustrato ya mencionado apropiado para cada especie. El material debe estar bien compactado/ prensado, pues además de ser forma adecuada de proceder para la mayor parte de los Lucanidae ayuda a evitar la evaporación y conservar el agua (al contrario de la mayoría de Dynastinae que prefieren suelos mas disgregados y aireados, propio de medios muy degradados).
Para el sexado de las larvas en su último estadío larvario (L3) recurriremos a la observación de la cápsula cefálica, los machos presentan una cabeza claramente mas grande, ademas de poder                                                               apreciar(con algo de mayor dificultad) las estructuras amarillentas

Comparativa dorso larva en
C. metallifer finae L3, hembra a la
izquierda, macho a la derecha.
ovaladas en el dorso de las hembras (ver imágenes de la    izquierda). Si no fuésemos capaces de encontrar las diferencias es cuestión de esperar un tiempo, las larvas masculinas comenzarán pronto a ganar tamaño y a destacar sobre las hembras.
C.metallifer finae, larva
macho L3.
Los machos del C. metallifer alcanzan buenas tallas y es importante pasar estas larvas a un recipiente mayor, en mi caso cuando las larvas llegan a L3, utilizo botes de 1000cc para ellos y de unos 300cc para hembras.
En la Lamprima adolphinae no he apreciado diferencia en el crecimiento larvario en recipientes mayores de 500cc, se pueden mantener perfectamente en botes pequeños, consumen poco sustrato sin apenas moverse de lugar, pero habrá que estar pendientes de realizar algún cambio de sustrato para que su crecimiento sea óptimo, al menos uno o dos cambios en L3 para los machos.


Pupa Cyclommatus metallifer finae, macho "major".
Durante la etapa de pupación voy a hacer un apunte muy importante sobre la temperatura, he observado en las últimas generaciones problemas durante la emergencia de pupas, principalmente adultos que intentaban librarse de la exuvia y quedaban atrapados, dando lugar a malformaciones y pérdida de extremidades que los llevaban a la muerte. En menor medida observé pupas que directamente morían antes de emerger.
Al principio lo atribuí a la falta de humedad, que debe ser alta durante todo el ciclo, pero me percaté que la misma temperatura algo mas baja de lo habitual que hace óptimo el crecimiento larvario extrañamente mata a las pupas, hace que tengan una baja actividad y a la hora de la eclosión no tienen vigor para salir. Posiblemente la temperatura ideal para las pupas esté entre los 26-28Cº. Al fin de al cabo la eclosión de los adultos y la puesta de huevos acontecen en la misma época del año o muy cercana, por ello anteriormente hablé sobre la necesidad de una temperatura más alta para la oviposición en Cyclommatus metallifer. En la Lamprima adolphinae este factor no es tan determinante, pero podría existir.

Ahora hablemos brevemente sobre la variabilidad del color, es parte del gran atractivo, pues no solo son metálicos, además son coloridos e iridiscentes, un espectáculo para la vista que nunca se podrá apreciar al completo en una fotografía.

Machos C. metallifer finae, comparación de color
 macho violeta y coloración típica.

C.metallifer finae, macho violeta.










Hembras Lamprima adolphinae,
 variabilidad de color.

Grupo de cría Lamprima adolphinae,
variabilidad de color.












Ambas especies muestran una extraordinaria diversidad fenotípica de color, sobre todo en las hembras de L. adolphinae es impresionante, simplemente salen de diferentes colores aleatoriamente, por ello el verdadero mérito es dar con la forma de obtener colores considerados raros en los machos, el más usual suele ser el verde, pero los puede haber de tantas variedades como tiene el espectro del arco iris, se dan individuos bicolor incluso.
El C. metallifer es algo más moderado en este aspecto, suelen ser dorados/ cobrizos pero hay cepas que tienden al violeta (como el macho que muestro arriba, obtenido al azar en mi propia cepa), verdosos e incluso azulados, como la reciente mutación llamada "navy blue" que es realmente impresionante, parece "photoshopeado". Obviamente el precio de los ejemplares de estas lineas se dispara.

Respecto al mero mantenimiento de los adultos, como por ejemplo los que no vamos a poner a criar, bien sea por que los hemos descartado como reproductores o por que hemos obtenido una descendencia muy numerosa, podemos ponerlos en grupo sin preocupación, a pesar del agresivo aspecto de los machos se habituarán rápidamente a convivir en el mismo terrario, nunca he visto ningún tipo de lesión en ellos. Es fundamental no mezclar machos activos con otros inactivos cuyo exoesqueleto podría estar aún débil por falta de maduración.
En los Cyclommatus metallifer acontece un comportamiento realmente curioso e inusual que solo he encontrado también en Mecynorrhina torquata ugandensis (Cetoniinae), los machos agrupados en el mismo recipiente establecen entre sí relaciones de dominación sin llegar pelear. (Observar imágenes inferiores).
Relaciones de dominación entre machos de
Cyclommatus metallifer finae

Relación de dominación entre machos
de Mecynorrhina torquata ugandensis











Por último me gustaría señalar que existen diferentes especies del género Lamprima y Cyclommatus criados con bastante frecuencia en el hobby. Del primero, por nombrar algunas, las más usuales son la L. aurata y L. insularis, cuya cría es muy parecida a nuestra L. adolphinae sin mayor dificultad, pero menos conocidas debido a que no presentan nada destacable en su aspecto.
Del segundo, el Cyclommatus, hay infinidad de especies y no todas se crían con la misma facilidad, hoy en día es muy sonado el C. mniszechi de Taiwán cuya cría en cautividad parece estable y controlada, en cambio tenemos al C. elaphus que por su espectacularidad y sus legales importaciones masivas de Sumatra (por desgracia) no se deja de intentar criar en cautiverio con un alto porcentaje de fracaso.


lunes, 7 de enero de 2019

Lucanus judaicus, cría e hibernación en cautividad de un escarabajo paleártico.


El nombre reflejado en el título de este representante de la familia Lucanidae, según la taxonomía actual no es correcto, realmente sería Lucanus cervus judaicus (originat de Turquía), pero dado que el autóctono Lucanus cervus cervus es una especie protegida en nuestro país, no quería dar lugar a confusión y malas interpretaciones a primera vista.

Imago de Lucanus cervus.
Aprovechando que estamos hablando del nivel de protección de la subespecie nominal, creo que aún no queda registrada en el "Libro rojo de los invertebrados de España" y sólo está recogida como de "interés especial" entre las especies amenazadas. 
En mi opinión personal, si la comparamos con otras especies, realmente su situación actual no es aún crítica, simplemente es igual de peligrosa que para el resto de los insectos a nivel global, cuya existencia se ve amenazada por la fragmentación y pérdida de hábitat sumado al uso de químicos contaminantes.
Argumento la situación aventajada del L. cervus cervus; en primer lugar tiene una vasta distribución europea: España, Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Suiza, Reino Unido, Alemania, Austria.... a falta de enumerar muchos países de Europa del este. Resumidamente, ocupa la mitad de Europa por así decirlo y en consecuencia su vulnerabilidad es muy inferior a la mayoría de las especies cuya distribución suele estar muy limitada o incluso endémicas de un lugar concreto. Además la cosa no queda aquí, su amplia distribución no es una casualidad, se trata de un escarabajo alado con una buena capacidad de dispersión y gran adaptabilidad a la disponibilidad de alimento, pues más que xilófago es saproxilófago, además de ser extremadamente polífago, se hospeda en numerosas frondosas y es citado por algunos autores incluso en coníferas, aunque pendiente de revisión.
No cabe pensar otra cosa que su nivel de protección venga dado por la belleza del insecto, tan característico y emblemático, es el gigante europeo de los escarabajos, ya conocido por los antiguos griegos en épocas pre cristianas como "Xulophagos bous" (Buey come madera), siendo usado antaño como amuleto.

Después de esta introducción enumeraré solamente tres subespecies de sus seis representantes, las cuales considero más conocidas en el hobby por su llamativo porte: la nominal, el L. cervus cervus; L. cervus akbesianus (originario de Siria y Turquía) y L. cervus judaicus (Originario de Turquía). Esta última es sobre la que vamos a tratar en el post, pero teniendo poca relevancia ya que el proceso de cría e hibernación que explicaré es el mismo para todas ellas y casi con seguridad, para muchos de los Lucanus sp. del mundo, debido a que la mayoría de las especies de este género proceden de climas con estaciones frías. No obstante, en latitudes más cálidas también existen, pues hay ciertas especies que sobrevivieron y quedaron aisladas en alta montaña, donde las imprescindibles temperaturas bajas les siguen acompañando.
Pareja adulta de Lucanus cervus.


Tal y como he empezado algún post anterior sobre la cría de escarabajos, hablaré un poco sobre el "modus vivendi" en la naturaleza de este insecto, fundamental para entender la cría en cautividad. Tengo el ejemplo perfecto para mostrar, recientemente un colega turco me prestó estas maravillosas fotografías, donde se muestra la captura de unas larvas de Lucanus cervus akbesianus en plena naturaleza (Turquía).
Captura de larvas L3 de L. cervus akbesianus (Turquía) 
Captura de larvas L3 de L. cervus akbesianus (Turquía) 





















En las imágenes podemos apreciar como estas larvas en su último estadío larvario presentan una alimentación totalmente saproxilófaga a expensas de un viejo roble, pues se encuentran a la profundidad de un cepellón ya muy degradado, donde la madera podrida se mezcla con el humus y el suelo del bosque dando lugar a una mezcla variada de materia vegetal en avanzado estado de descomposición, rica en bacterias beneficiosas. Más adelante, cuando les llegue la hora de pupar, en muchas ocasiones serán capaces incluso de abandonar totalmente la madera adentrándose en la tierra "inerte" del bosque para construir su cámara pupal.
Según algunos autores cuando las larvas alcanzan cierto tamaño y madurez, bajan a las raíces muertas de los robles donde los taninos están más concentrados, dando lugar a espectaculares ejemplares "major".
Estos hábitos saproxilófagos tan marcados son muy similares a los del género Odontolabis, del que he visto imágenes de sus larvas en la naturaleza escondidas bajo troncos en contacto con el suelo, pero bastante diferentes o incluso opuestos a los Dorcus, que son muy xilófagos y difícilmente abandonarían el interior de la madera. Por último, para poner un ejemplo de un termino intermedio de sapro-xilofagia quizás estarían los Prosopocoilus, pero es una apreciación meramente personal.

Entendido esto, me gustaría ampliar algo más la explicación con este gráfico, continuando con los ejemplos de los géneros Lucanus y Dorcus, bastante alejados entre sí en cuanto a alimentación larvaria se refiere:

Gráfico sobre las estrategias alimenticias de las larvas del género Lucanus y Dorcus.

Las diferentes estrategias de alimentación según el grado de descomposición de la materia vegetal esta probablemente estrechamente relacionada con las diversas adaptaciones del tubo digestivo de las larvas, junto a la relación simbiótica de la flora bateriana anaerobia que se aloja en él, la cual hace posible la digestión de la celulosa, degradando la lignina que la protege o convirtiéndola directamente en monómeros de glucosa. Por estos temas de especialización un Lucanus u Odontolabis sería capaz de crecer perfectamente en una madera degradada varios años después a la colonización de los hongos, pero no en una madera cuya colonización es temprana. Extrapolándolo a la cría en cautiverio tal como hace el gráfico, vemos que no toleran bien el "kinshi", mientras que una larva de Dorcus crecerá en él en todo su esplendor. Acordémonos también del mencionado Prosopocoilus, que lo situé en un termino medio, es sabido que algunas especies crecen bien tanto en el micelio como en "flake soil".
Hago saber que el gráfico es solo orientativo y que la mezclas de varios de sus elementos o la utilización de otros diferentes podría ser mejor alimento para las larvas.

Dejo una última muestra fotográfica para dar por cerrado el tema de la alimentación larvaria: abajo podemos ver dos imágenes, ambas son de la primera recogida de larvas tras dejar a las hembras un tiempo en el cajón de cría. A la izquierda se muestran unas larvas de Lucanus cervus encontradas en un "flake soil" maduro, a la derecha de Dorcus alcides encontradas en el interior de un tronco podrido que fue colonizado por micelio (madera blanca podrida). Esto significa que rara vez un Lucanus ovipositará dentro de un tronco y que rara vez un Dorcus lo hará en un sustrato degradado de color oscuro. La naturaleza es sabia y la madre sabe cual es el alimento adecuado para su prole, por tanto este "experimento" habla por si solo y confirma lo explicado.

Busqueda de larvas de L.cervus
 en FS maduro.
 
Búsqueda de larvas de
  D. alcides en el interior de un tronco podrido.

El punto fuerte de esta entrada quizás sea la hibernación o diapausa, imprescindible para cerrar el ciclo de esta especie y pasar de "mantener" un animal como dice mucha gente, a criarlo verdaderamente, el objetivo principal del blog.
Cuando encontré por la web unas larvas de Lucanus cervus judaicus a la venta no dudé en comprarlas, todo empezó como un reto, ya había leído antes sobre la hibernación de este género y era hora de poner los conocimientos a prueba. Lo primero que hice fue comprar una vinoteca, el espacio de cría que me serviría para mantener las larvas a una temperatura adecuada.
Vinoteca programada a 17Cº.
Debemos de saber que las larvas de Lucanus deben desarrollarse a una temperatura por debajo de los 20 grados de forma ininterrumpida, y esto no tiene que ver con la diapausa, es un parámetro que se da en su hábitat natural y hay que respetar. Temperaturas por encima de la marcada pueden llegar a matarlas y en el caso de no llegar a hacerlo, si la subida de temperatura se produjera durante el tercer estadío de unas larvas con cierta madurez, las obligarían a pupar prematuramente, dando lugar a pequeños ejemplares.
Aún no estoy seguro de cual es la temperatura óptima para el crecimiento larvario, pero entre 16 y 18 grados funciona bien y 5 Cº no las matarán, pero detendrá prácticamente su metabolismo.
En cuanto a la verdadera hibernación, en la naturaleza los adultos emergen de las pupas a finales de verano o principios de otoño y permanecerán inactivos pasando el frío invierno hasta la siguiente primavera/ verano, cuando por fin se activarán saliendo al exterior para reproducirse y cerrar su ciclo. Esta diapausa de unos 5 meses es totalmente obligada en cautividad, si no fuera así, los adultos no madurarán sexualmente y morirán de forma precoz sin posibilidad de dejar descendencia. Una temperatura de maduración adecuada según mi criterio es de 6 a 10 grados y completado el plazo se moverán los adultos a una temperatura normal de cría para provocar su activación y reproducción.
Pupas macho de Lucanus cervus.
En mi caso, con la mencionada vinoteca, no pude conseguir una temperatura inferior a 16 grados durante esta delicada etapa, aparte de que el rendimiento de estas cámaras es bastante limitada comparándola con un frigorífico por ejemplo, la mía debía estar dañada. 16-17Cº  resulta una temperatura ridícula comparada con los fríos inviernos de la alta montaña, donde los  escarabajos sobreviven a las heladas gracias al grueso aislante de la madera y el suelo.

           
Adultos macho inactivos de Lucanus cervus.
Pues bien, a esta temperatura moderadamente "fría" (en comparación con los cerca de 40Cº a
los que se podría poner mi casa en verano), los recién emergidos adultos pasaron unos 5-6 meses inactivos, "despertando" ellos solos al cabo de este tiempo sin yo sacarlos a una temperatura más elevada, mi sospecha es que esta no era lo suficientemente baja como para seguir la teoría de "la activación provocada".


Una vez que observé a una pareja moviéndose dentro de la vinoteca la saqué a los 23-24Cº de la habitación de cría, preparándoles un cajón que reproducía el suelo de un bosque Europeo en un contexto de un roble caído en putrefacción muy avanzada. El comportamiento de los adultos desde su activación fue totalmente normal, comenzaron a alimentarse y el macho empezó a mostrar interés por la hembra; todo apuntaba a que su maduración podría haber sido correcta.
A continuación muestro como hice el "set up" de la caja de cría:

FS maduro con tronco podrido.

Hojas podridas/ secas de roble
y corteza.
Traslado de la pareja adulta de L. cervus
y adición de humedad extra al cajon de cría. 
El cajón de unos 16 litros fue llenado (a falta de 4 cm aéreos) con FS muy maduro, compactando más los primeros centímetros en el fondo, y en el interior de este, tal y como hago con otros Lucanidae, coloqué un tronco de "madera blanca podrida" para proporcionar un incentivo extra a la hembra para ovipositar. Ya cubierta la pieza de madera le puse una capa de hojarasca de roble, no muy degradada que proporcionaba un característico y fuerte olor a humus de robledal, también coloqué una corteza hueca para el escondite y apoyo de los adultos y por último, pulvericé con agua a conciencia para humedecer todo el terrario. Según algunos autores, los Lucanus cervus ssp. necesitan una alta humedad y oscuridad para sentirse a gusto y reproducirse.
Primer huevo y larvas de Lucanus cervus

Al més escaso vi el primer huevo a través de la base del recipiente y pasados unos pocos días estaba todo lleno de pequeñas larvas. Así fue como después de muchas dudas, parecía que la diapausa había sido un éxito, con una fertilidad a mi entender óptima, obteniendo casi 90 larvas de una sola hembra.


Búsqueda de larvas L1 de Lucanus cervus.

Eclosión de larva L1 de Lucanus cervus.






Larvas L1 de Lucanus cervus trasladadas
a recipientes individuales.


  
Recogida de larvas L1 de Lucanus cervus.




Respecto al tiempo de duración larvaria hay cierta discrepancia, según distintos autores puede durar de 1 a 7 años en la naturaleza, probablemente todos acertados debido a que variará enormemente según la localización de la larva (p. ej. altura sobre el nivel del mar) y sus condiciones ambientales. En cautividad la etapa larvaria es bastante más corta, ya que no pasan por los inviernos tan duros que resisten en la naturaleza, donde las larvas reducen el metabolismo drásticamente durante largos periodos fríos en los que no se alimentarán ni crecerán.
Las mías concretamente permanecieron en larva durante 12-20 meses, pero en grandes individuos puede extenderse posiblemente casi a los 3 años. Ciertamente podemos encontrar una apreciable disparidad en la emergencia de los adultos, la cual se podría solventar alargando o reduciendo artificialmente la diapausa para hacer coincidir los machos y hembras seleccionados (jugando con la temperatura para alargar la inactividad o provocar la actividad).

Para finalizar tengo la costumbre de resaltar algunas características de interés y es que es curioso que de entre todos los Lucanidae que crío, esta especie ha sido la única que en algunas ocasiones han realizado sus cámaras pupales en el centro del recipiente, es decir, en el interior del sustrato sin pegarlas a ninguna pared, no siendo visibles. Sus celdas tienen una forma bien definida y ovalada, muy consistentes recordando a una cámara de Dynastinae o incluso a un cocoon de un gran Cetoniinae, siendo en cambio en otros lucánidos mucho más irregulares (especies más xilófagas). Sin casi darnos cuenta estamos hablando una vez más de otro indicador de su alimentación, es un tema de adaptación a una dieta puramente saproxilófaga, donde la cámara pupal deberá ser realizada en un entorno degradado y disgregado, sin poder encontrar un sitio sólido donde apoyarla y mucho menos de hacerla dentro de un firme túnel horadado en la madera podrida.

Cámara pupal de Lucanus cervus, abierta y cerrada.


Al igual que en la pupación, el procedimiento de oviposición de la hembra me recuerda más un Dynastinae que a un Lucanidae propiamente dicho, tanto por el tipo de sustrato elegido y la forma de empaquetar sus huevos en él, como la manera de distribuirlos de forma poco selectiva y aleatoria.
No es de extrañar que con estas características fuera taxonómicamente englobado a grosso modo dentro del género Scarabaeus (Scarabaeus cervus) en el siglo XVIII, junto con muchas especies de dynástidos y melolóntidos, y es por lo que el Lucanus cervus ssp. me parece un Lucanidae poco especializado o evolucionado en cuanto a su biología, que a su vez es la clave de su éxito como ya comenté al principio del post acerca de su estado de conservación.

Hablando de la obsoleta taxonomía de los Scarabaeus no puedo evitar nombrar el gracioso caso del Scarabaeus tridentatus, un falso holotipo presentado a la comunidad científica que resultó ser una estafa, se trataba de una "especie" artificial formado por la cabeza de un Lucanus cervus pegada al cuerpo de un Prionus coriarius (familia Cerambycidae).

Si pudiese encontrar un característica "negativa" en el género Lucanus sería la corta longevidad de los adultos una vez activos, que a una temperatura constante por encima de los 20 grados vivirán en torno a 1-3 meses. En mi caso fueron escasos 2 meses, pero para mi no supone ningún problema ya que esta afición se basa en la cría de una especie (y no en el mantenimiento), que es la búsqueda de perpetuar indefinidamente en el tiempo una cepa o linea propia y durante ese recorrido descubrir la perfección de la técnica. Esto es algo que los criadores más experimentados saben bien y han llevado al extremo, dándoles a sus lineas un pedigrí propio con un especial valor y reconocimiento para el resto de aficionados.



Lucanus cervus akbesiuanus WD (Turquía)