martes, 25 de octubre de 2016

El sexado del escarabajo y la larva. (Criar escarabajos).

Para este post decidí coger la réflex y el objetivo macro, ya que necesitaba fotografiar el detalle para que todo fuese comprensible. Además, ya había visto multitud de artículos acerca del sexado de escarabajos en páginas extranjeras, con lo que quería que este fuese lo más completo posible tanto en contenido como en imágenes con una calidad decente y lo más importante... por fin en español. Espero que lo disfrutéis. Tras esta breve introducción vamos a por el tema que nos concierne.

A veces, determinar el sexo de ejemplares adultos puede ser una obviedad incluso ante ojos inexpertos, pues la mayoría de las especies que criamos en cautividad presentan un fuerte dimorfismo sexual, es decir, los machos presentan una fisionomía externa muy diferente a las hembras sobre todo a nivel del pronoto (parte anterior superior del tórax) y la cabeza.
En la mayoría de los casos se trata de evoluciones adaptativas originadas por la competición de los machos en busca de la posesión de territorio o de las hembras asegurando su descendencia. Para ello han desarrollado "herramientas" para pelear como cornamentas y mandíbulas hiperdesarrolladas que no pasarán inadvertidas.
Sin embargo las hembras se han quedado con una fisionomía más modesta, con unas patas más cortas, fuertes y robustas, adaptadas para la vida subterránea, haciendo mas fácil la tarea de desplazarse y ovipositar bajo el sustrato.
Para los machos contrariamente, moverse bajo el sustrato con esas enormes protuberancias, les resulta una tarea prácticamente imposible, pudiendo incluso quedar atrapados en algunos casos pereciendo bajo el mismo.
Os pongo a continuación algunos ejemplos de este grupo de especies fáciles de sexar en su etapa adulta, que aunque resulta una evidencia, las fotografías merecen la pena por la belleza de estos insectos.

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Dicronorrhina derbyana layardi (Cetoniidae); Mecynorrhina polyphemus confluens (Cetoniidae); Megalorrhina harrisi peregrina (Cetoniidae); Eudicella preissi (Cetoniidae); Stephanorrhina princeps (Cetoniidae), Hegemus pluto (Cetoniidae).
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Neptunides polychrous (Cetoniidae); Megasoma actaeon (Dynastinae); Eupatorus gracilicornis (Dynastinae); Chalcosoma caucasus (Dynastinae); Prosopocoilus savagei (Lucanidae); Lamprima adolphinae (Lucanidae).

Los machos de los cetónidos suelen presentar alguna protuberancia o cuerno en la cabeza, raramente poseen algún cuerno torácico. Sus trifulcas se saldan a "cabezazos" y al no tener ninguna manera de apresar a su rival es prácticamente imposible que salgan dañados. Como ejemplo, en la imagen superior tenemos a la Megalorrhina harrisi peregrina, cuyos machos poseen un cuerno en "Y" excepcionalmente grande y desproporcionado; del griego 'Megalorrhina' significaría algo así como "nariz grande".

En los dynástidos, en muchos casos suelen estar dotados de uno o varios cuernos torácicos, estos son inmóviles, pues están fijados al pronoto, pero con ayuda del movimiento de la cabeza acompañado con el cuerno de la misma, apresan y presionan fuertemente a su rival. Un curioso ejemplo que se encuentra en la segunda imagen es el del Eupatorus gracilicornis, si no es el único, es de los pocos escarabajos con cuatro cuernos torácicos. Otra muestra de exuberancia evolutiva.

Por último los lucánidos, comúnmente llamados "ciervos voladores" ó "escarabajos ciervo" ("stag beetles"). Sus mandíbulas superdesarrolladas nos recuerdan a las dos astas ramificadas de los ciervos. Los machos de estos escarabajos usan sus grandes mandíbulas para apresar y lanzar por los aires a su adversario. Nunca debemos confundir mandíbulas con cuernos. Al igual que en los dynástidos, los machos en situaciones de estrés y lucha continuada pueden llegar a dañar a su oponente o incluso a las hembras. Un buen ejemplo de mándibulas de tamaño extremo son las del género Prosopocoilus, en la segunda imagen tenemos concretamente al Prosopocoilus savagei.

A todos estos escarabajos adultos mencionados en los que podemos determinar su sexo de forma evidente los vamos a llamar del "grupo 1".
Encontramos después un "grupo 2", que también presentan diferencias en su morfología externa, pero no tan evidentes como protuberancias, cuernos o mandíbulas desarrolladas, por tanto excluimos de este segundo grupo a los dynastidos y lucánidos, pues estas dos familias casi siempre cuentan con estas llamativas características.
En este caso tratamos con cetónidos de pequeña talla, que en posición dorsal son prácticamente indiferenciables.
Si los observamos en posición ventral (boca arriba), observaremos que a lo largo de sus esternitos abdominales (segmentos del abdomen), los machos presentan una hendidura o concavidad vertical que los recorre en su mitad transversalmente. Sin embargo las hembras tienen sus esternitos abdominales totalmente lisos, no veremos ningún tipo de hendidura.
Sexado de Pachnoda fissipunctum en posicion ventral (dos patrones de colores).

El género Pachnoda es diferenciable únicamente por esta característica.
Concretamente Pachnoda fissipunctum presenta esta endidura de manera muy sutil, pero con buen ojo podremos sexarlas.
En la imagen de la izquierda podemos ver dos parejas de esta Pachnoda mencionada, arriba con un patrón de color claro en posicion ventral y abajo con un patrón oscuro.
Machos a la izquierda y hembras a la derecha.




Arriba: Pachnoda marginata peregrina, macho y hembra
Abajo: Chlorocala africana oertzeni, macho y hembra.
Ambas especies en posición ventral para sexado.


   Arriba Pachnoda marginata peregrina en posición ventral. Podemos apreciar claramente la endidura muy marcada en su abdomen. Macho a la izquierda y hembra a la derecha.




Abajo Chlorocala africana oertzeni. Más que una endidura presenta una concavidad que recorre el abdomen de los machos. Macho a la izquierda y hembra a la derecha.









Arriba: Eudicella aethiopica. Abajo: Dicronorrhina derbyana conradsi.
Derecha: Cyprolais hornimanni.
Todas en posición ventral.
Finalmente tenemos una fotografía en la que todos las especies incluidas pertenecen al "grupo 1". Es decir, si poseen protuberancias y cornamentas, por lo que no sería necesario observarlos en posición ventral para averiguar su sexo. No obstante al pertenecer a la familia de los cetónidos no están exentos de esta característica abdominal en los ejemplares machos (ver fotografía).
Pero no debemos confundirnos, el resto de familias no poseen esta endidura.
Es más, dentro de los Cetoniidae encontramos multitud de especies de talla pequeña que tampoco la tienen y por ello es prácticamente imposible sexarlas cuando son adultas, como por ejemplo muchas de las pertenecientes al género Eupotosia y Protaetia.

Ahora vamos a por lo más "engorroso", el sexado de las larvas. Para nuestra sorpresa es posible y a pesar de ser un estado completamente inmaduro, ya existen indicios que nos van a decir de qué sexo se trata. Para esta tarea si hay que ser más observador, pero tras repetirla en varias ocasiones conseguiremos un sexado con éxito asegurado.
Dividiremos las tres familias principales (cetónidos, dynástidos y lucánidos) para saber en qué puntos nos debemos fijar:
  • Cetoniidae:
Observaremos el tercer segmento abdominal empezando a contar desde el ano. Siempre en posición ventral. Si se trata de un macho observaremos un minúsculo punto negro bien marcado llamado "órgano de Harold". Se desconoce si se trata de un vestigio de algún tipo de estructura, un verdadero misterio. Si en cambio es una hembra no habrá absolutamente nada.
La verdad, que en las larvas de cetónidos es dificil diferenciar los últimos segmentos. Por lo que es más sencillo buscar este punto negro a la altura del vértice inferior de lo que parece ser un triangulo invertido "dibujado" en el abdomen de la larva. Observemos detenidamente las fotografías.


Sexado de larva L3 de Pachnoda fissipunctum a través de lupa binocular.
Esta larva macho pertenece a una Pachnoda fissipunctum. El ejemplo no es el mejor a la hora de observar el minúsculo punto negro, pero quería demostrar que hasta la larva de una especie pequeña de cetónido puede ser sexada con esta característica.
Por supuesto, el simple aumento de una fotografía no sería suficiente para observar el "órgano de Harold" en una especie tan pequeña. La imagen esta captada a través de una lupa binocular (x20 aumentos).
Sin embargo, intenté realizar el experimento con otros cetónidos de talla media y me encontré que el género Dicronorrhina curiosamente no mostraba este carácter (está por corroborar). Lógicamente, ningún criador va a perder el tiempo sexando este tipo de especies pequeñas/medianas y proliferas.

Sexado de larva L3 de Mecynorrhina torquata ugandensis.
En esta otra imagen vemos una de las especies usualmente sexadas en la afición. Una hembra de Mecynorrhina torquata ugandensis. 
Si se tratase de un macho veríamos claramente un punto negro donde indica el aumento de la fotografía. Se podría observar a simple vista incluso en el estadio larvario L2.
Las larvas del género Mecynorrhina y Goliathus son sexadas con esta facilidad, por lo que los criadores llevan un exhaustivo control de estas valiosas larvas. 
  • Dynastinae: 
Al igual que en los cetónidos examinaremos si el "órgano de Harold" está presente o no, es lo que nos dará la fiabilidad absoluta. En los dynástidos, en lugar de un punto negro encontramos una pequeña raya horizontal blanquecina en los machos, igualmente situada en el centro del tercer segmento, próxima a segundo segmento abdominal.
Además en esta familia como segunda opción, pero mucho menos fiable, podemos observar el tamaño de la cápsula cefálica. En comparación con las hembras, la cápsula de los machos es algo más grande, apreciable sobre todo en el ancho de la misma.

Sexado de larva L3 de Dynastes hercules lichyi macho.
En la imagen apreciamos esta pequeña linea blanquecina en un macho de Dynastes hercules lichyi en un estadío de L3 temprano.
Observemos también el dibujo triangular mencionado anteriormente en los cetónidos, parece apuntar e indicarnos donde debe estar situada esta característica. Además los 3 primeros segmentos abdominales aparecen bien marcados en esta familia.


Sexado de larva L3 de Megasoma gyas porioni macho.


En la imagen de la izquierda vemos este pequeño "guión blanco '-' " sobre
el tercer segmento abdominal de una enorme larva de Megasoma gyas porioni











  • Lucanidae: 
En esta familia el "órgano de Harold" no está presente en los machos, por lo tanto observaremos otras estructuras y características para el sexado

Sexado de D. t. palawanicus observando la capsula cefálica.
Al igual que en los dynástidos, la diferencia del tamaño de la cápsula entre sexos es vigente en el estadío L3. Pero en esta familia la diferencia es tan grande que acertaremos el sexo casi con toda seguridad.
Fijémonos en la fotografía: a la izquierda un macho de Dorcus titanus palawanicus en un temprano L3, sin embargo la cabeza es monstruosa.

A la derecha una hembra de la misma especie en un tardío L3.


Sexado de Dorcus titanus palawanicus hembra observando
estructuras anaranjadas.


Por último y más importante para sexar lucánidos con exactitud, observaremos que las hembras en L2-L3 en posición dorsal, presentan dos manchas anaranjadas en su interior visibles a través de la piel. Algunos autores señalan que estas estructuras podrían dar lugar a los ovarios.

2 comentarios:

  1. Hola, tendrás referencias bibliográficas que puedan ayudarme aparte de este texto.

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    1. Hola Francisco, a mi me encantan los tomos de Jonathan Lay y Ko Hsin-ping "For the love of rhinoceros and stag beetles" ya va por la tercera edición. Quizás por sacarle algún defecto, poca información sobre el flake soil, su elaboración y aditivos... además por desgracia de queda un poco corto con la metodología de cria a seguir en las especies realmente difíciles. Por lo demás un 10.

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